Que Colombia, en la actualidad, sea un país ejemplo con su capital en lo que respecta a buses eléctricos no es novedad. De hecho, empresas consultoras aseguran que hoy es un mercado que está en la mira de Gobiernos, privados y bancas. 

“Hay mucho interés desde los bancos multinacionales en financiar este tipo de proyectos. Otras ciudades ya están interesadas en el tema, especialmente porque se ha demostrado que se reducen costos operacionales”, afirma María Alejandra Guzmán, principal consultant de Steer, en diálogo con Mobility Portal Latinoamérica. 

No obstante, la sostenibilidad financiera y un modelo de negocios funcional son los mayores desafíos ante la adopción de nuevas tecnologías. 

Vale recordar que, en especial tras la pandemia de COVID-19, los sistemas de transporte públicos han sufrido una serie de golpes, con una demanda que no es suficiente para responder ante los costos. 

Ese, por ejemplo, ha sido el caso de Cali.

Cabe recordar que su sistema de transporte, como sucedió en varias ciudades colombianas, ha enfrentado un gran número de dificultades.

El MIO contaba con una deuda de 80 mil millones de pesos, lo cual podía generar el cese de la operación de las flotas activas, incluyendo a los buses eléctricos: 26 de Blanco y Negro Masivo, y diez de GIT.

En abril, en búsqueda de soluciones, la Secretaría de Movilidad de Cali hizo público el proyecto de decreto sobre el nuevo Sistema Inteligente e Integrado de Transporte Público (SIITP) para la ciudad. 

Uno de sus elementos, según el segundo artículo, es el de “servicios requeridos por el sistema”, donde la primera de sus tres prestaciones básicas implica:

“La provisión de flota, cumpliendo con los requerimientos de tecnologías vehiculares dispuestos por la ley nacional en el marco de una transición tecnológica a buses de cero o bajas emisiones”. 

“Se está quebrando el sistema, no hay demanda suficiente. Tener flota eléctrica puede ayudarlos a salir un poco de eso, pero el tema es crítico”, analiza Guzmán. 

Y agrega: “Hoy los operadores están muy mal, las ciudades incluso no tienen cómo financiar el transporte público. El Gobierno nacional está intentando hacer algo para ayudarlos porque es importante que el sistema funcione”. 

De hecho, hasta el mismo presidente de la nación, Gustavo Petro, ha encontrado una respuesta en la electromovilidad. 

La transformación del transporte masivo en las ciudades es imperiosa. Los sistemas están quebrados por sus altos costos operacionales. En Bucaramanga propondremos con ayuda del gobierno nacional su paso a sistemas eléctricos https://t.co/EIwJczRkqi

— Gustavo Petro (@petrogustavo) July 11, 2023

Siguiendo esta línea, Guzmán admite: “Siento que hay mucha voluntad política en Colombia y eso ha permitido dar visibilidad. Se necesita atraer financiadores y buscar nuevos modelos de negocios que permitan separar los riesgos del transporte público”.

Y concluye: “Hay un mercado potencial muy grande, pero hay que trabajar para que las barreras no lo detengan. Las flotas acá son muy amplias, aunque lo que se electrifique sea pequeño se trata de un mercado grande”.

La Ley da un «empujón» a la inversión en buses eléctricos

En 2019, el Gobierno de Iván Duque firmó la Ley 1964 “Por medio de la cual se promueve el uso de vehículos eléctricos en Colombia y se dictan otras disposiciones”.

El objetivo era “generar esquemas de promoción al uso de vehículos eléctricos y de cero emisiones, con el fin de contribuir a la movilidad sostenible y a la reducción de emisiones contaminantes y de gases de efecto invernadero”.

Desde entonces, se decretó que las ciudades que cuenten con Sistemas de Transporte Masivo deberán implementar políticas públicas y acciones tendientes a garantizar que un porcentaje de los vehículos utilizados para la operación de las flotas sean eléctricos o de cero emisiones contaminantes.

Para esto, se establecieron ciertos “deadlines” a cumplir. ¿El más cercano? Que a partir de 2025, mínimo el 10% de los buses adquiridos sea eléctrico.