En las dos ciudades, las licitaciones que incluían buses eléctricos para nuevos tramos del transporte público encontraron complicaciones relacionadas al financiamiento. En Quito, distintos operadores desistieron del concurso, mientras que en Guayaquil recientemente se declaró desierto.
¿Cómo sigue la situación?
Por un lado, en la capital ecuatoriana no ha habido avances en el tema. A pedido de la autoridad local, la Procuración de Estado envió un informe al respecto de la condición legal del procedimiento de la segunda etapa de la licitación. La entidad indica que habría inconsistencias jurídicas que implicarían la nulidad de los contratos.
Fuentes cercanas especulan que la falta de avances en las obras ya licitadas tienen que ver con el cambio de Gobierno y sus implicancias en términos administrativos.
Por otro lado, Jorge Yañez Romero, uno de los operadores que desistió de la licitación, opina que los ganadores no cuentan con un contrato que garantice certificación presupuestaria para hacer frente a la inversión en cuestión y que la licitación sigue teniendo fuertes debilidades en materia financiera.
Al respecto agrega: “El problema básicamente es que la brecha entre la tarifa social que determinan los municipios y la técnica es muy grande e incluso con la baja de demanda ha aumentado más. Ese déficit no es cubierto por nadie”.
Según el operador, se intentó saldar este déficit con un fondo, pero sin embargo no se avanzó. “Quedó en buenas intenciones”, sostiene Yañez.
Al respecto de Guayaquil, fuentes afirman que la parálisis de las acciones se debe a que se están evaluando mejoras en las condiciones de los contratos y que habrá noticias durante la semana del 19 de septiembre.
Cabe recordar que en Quito algunos operadores habían significado que la propuesta resultaba inviable, sobre todo para los concursantes de menor envergadura. En ese marco, un sector de oferentes de la capital ecuatoriana desistió del concurso.
Mientras los ganadores comenzaban los preparativos, las autoridades definieron iniciar una segunda fase de licitación, fuertemente cuestionada por el sector que desertó.
Ellos argumentan que no hay condiciones jurídicas que establezcan las fases y que en todo caso habría que reformar la normativa para llevar adelante la segunda.
En Guayaquil, la licitación estaba dirigida a la operación del servicio público en la troncal 3 del sistema Metrovía, es decir, el Bastión Popular – Centro y sus rutas alimentadoras. Incluía en sus requisitos la incorporación de 50 unidades eléctricas y se exigía que los operadores costearan la totalidad de la inversión.
Recientemente el concurso se declaró desierto, lo cual plantea incertidumbre en torno a la continuidad de un proceso de electrificación en la ciudad, y también en el país.
Por lo pronto, los buses eléctricos que transitan la ciudad siguen siendo de la operadora Saucinc, con su flota BYD.