El Sistema Integrado de Transporte Público (SITP) de Bogotá, el cual su ente gestor es TransMilenio, este año deberá vincular 1002 buses eléctricos (de 90 y 50 pasajeros) para el componente zonal. Del total, 172 entraron en febrero y en los próximos meses se completarán los 1.485 buses eléctricos en operación.
Desde la entidad adelantan a Portal Movilidad que el principal reto en este proceso será “armonizar las obligaciones en materia de electromovilidad que han establecido en normativa nacional y local para los sistemas de transporte masivo en el marco de los próximos procesos de contratación para vinculación de flota troncal en nuevas concesiones que se suscriban”.
En esa línea el ejemplo es la renovación de la flota troncal asociada al patio Sur y aquellas necesarias para la operación de nuevas alimentadoras del metro, extensión a Soacha y el corredor verde de la KR 7.
Las novedades para este 2022 rondan en torno a pruebas, pensando en el corto y mediano plazo, con un bus eléctrico biarticulado de 250 pasajeros y el inicio de un piloto de un bus a hidrógeno.
TransMilenio ha operado más de 400 buses eléctricos durante los últimos 18 meses convirtiéndose en la flota cero emisiones más grande del país.
“Se ha evidenciado una tasa de fallas considerablemente más baja que la de tecnologías de combustión producto del menor número de componentes mecánicos que integran los buses eléctricos”, indican desde el ente gestor.
En tanto agregan que “facilita la ejecución de planes de mantenimiento, de tal suerte que los indicadores de clase mundial implementados para el seguimiento al desempeño técnico de las nuevas unidades han arrojado cifras satisfactorias y superiores a tecnologías convencionales”.
Día a día la empresa comprueba que la flota eléctrica tiene un mayor costo de inversión de flota e infraestructura de soporte y un menor costo de operación y mantenimiento, ambos elementos comparados frente a diésel o gas.
Puntualmente en el modelo de negocios “los estudios indican que la remuneración incluyendo operación, flota, infraestructura de soporte y operación son ligeramente superiores a los de diésel y gas”.
Respecto al desempeño en el proceso, una de las principales enseñanzas derivadas de las diferentes licitaciones que se han adelantado, con el fin contratar la provisión y operación de la flota, ha sido “poder efectuar las estructuraciones técnica, legal y financiera al interior de la Entidad, sin recurrir a contratación de consultores externos que implican mayores costos”.
Lo anterior, “ha permitido potenciar el talento humano de la entidad, entender mejor la dinámica del funcionamiento del SITP y establecer un know-how propio promoviéndolo como un referente para otros países que desean implementar o mejorar los sistemas de transporte masivo”.
¿Qué debe modificarse? “La normativa nacional. Se encuentra rezagada frente a esta nueva tecnología y en normas técnicas está muy ligada a antiguas tecnologías como el diésel y el gas”, destacan desde TransMilenio.