Para buena parte de la industria de la electromovilidad, cuanto más alta es la potencia más se disparan los problemas, debido no sólo a la alta tecnología de la que precisan los cargadores sino, también, a la manera en cómo estos deben adaptarse a las baterías.
Precisamente el reto surge con aquellas que necesitan de menos voltaje. Puesto que el resultado de la potencia de carga viene determinado tanto por el voltaje como por el amperaje implicados, cuanto más altos sean ambos más alta será la potencia que un cargador pueda entregar y, en consecuencia, más velocidad de carga podrá haber.
Sin embargo, no todas las baterías trabajan con la misma tensión eléctrica: mientras que algunos vehículos pueden llegar a trabajar con 800 voltios, permitiendo una carga muy rápida, la mayoría de los que existen en el mercado lo hacen alrededor de los 400. Y esto implica que, para igualar la potencia que se puede entregar a las baterías, debe aumentarse el amperaje.
En este sentido, muchos de los cargadores presentes en el mercado, limitados a una corriente de 250 amperios, pueden conseguir llegar a los 150 kW de potencia en el caso de las baterías del vehículo que trabajen con tensiones altas. Pero la enorme mayoría se encuentran con problemas a la hora de trabajar con tensiones de 400 voltios, dando como resultado una potencia de carga menor a la que prometen en estos casos.
¿Cómo superar este escollo? Con tecnología, paciencia y conocimiento, por supuesto.
Más potencia sin refrigeración: las ventajas del modo Boost
Durante el diseño de su Raption 150 Compact, Circontrol se enfrentó a este problema y desarrolló el modo Boost para aumentar el amperaje con el que trabaja el cargador sin sobrepasar límites seguros de temperatura ni emplear refrigeración líquida, a veces altamente costosa.
Para conseguirlo, el fabricante diseñó un algoritmo de control propio ligado a una solución software que regula la carga según la temperatura del conector, asegurando un balance perfecto entre estos parámetros, siempre dentro de los márgenes de seguridad.
Gracias a esta solución el Raption 150 Compact puede aumentar o limitar el amperaje según el voltaje que precise cada batería y, así, ofrecer 150 kW siempre que el vehículo lo soporte. Esto da fiabilidad a la carga, permitiendo que el tiempo empleado en el proceso sea siempre el mínimo posible y, por lo tanto, facilitando la rotación de vehículos eléctricos en las estaciones de carga. Pero, ¿cómo funciona el algoritmo de control que permite el modo Boost?
Máxima seguridad sin renunciar a la velocidad
El algoritmo de control de Circontrol trabaja limitando la potencia siempre que sea necesario. Inicialmente recoge información de un medidor térmico situado en el propio conector y, en caso de alta temperatura, limita la carga para garantizar siempre un funcionamiento óptimo. Así, cada vez que el conector supere los 85ºC durante el proceso de carga, el algoritmo de control activa la orden para reducir el amperaje hasta equilibrarlo con unos límites seguros de temperatura para el vehículo.
Esta regulación automática puede llevarse a cabo gracias a que el Raption 150 Compact cuenta con un sistema de balanceo de la energía entregada a través de sus dos bloques de potencia. Cuando el amperaje hace subir la temperatura y se activa el algoritmo de control, los módulos de 25 kW que forman los bloques reducen automáticamente la energía con la que trabajan para adaptarse a las necesidades del vehículo en cuestión y continuar trabajando en límites seguros.
Así, mediante este proceso, el Raption 150 Compact de Circontrol consigue adaptarse a todos los tipos de baterías presentes en los vehículos eléctricos actuales y futuros.
Con la ventaja del modo Boost, Circontrol permite asegurar una carga de 150 kW estable y segura siempre que el vehículo eléctrico la soporte, independientemente del voltaje de su batería, para amoldarse a las necesidades del usuario. Un compromiso de honestidad con la electromovilidad que, según la compañía, es la única manera de construir un futuro eléctrico duradero para todos.