“El hidrógeno (H2) podría aplicarse en ciertos segmentos como las flotas de taxis donde uno necesita cargar el vehículo rápidamente”, plantea Juan Agustín Bergna, Responsable Técnico Y-TEC del Consorcio de Hidrógeno.
Así se pronunció públicamente el experto, dejando entrever una nueva estrategia que está diseñando la compañía petrolera -ahora energética- de cara a encontrar demanda para el H2 en el país.
Vale mencionar que el anuncio se da en el marco de las ambiciosas inversiones que YPF se plantea para la extracción de shale gas en Vaca Muerta: con un total de USD 5.000 millones, se trata del desembolso más grande de su historia en el yacimiento petrolífero.
Entonces, el interrogante que se abre pone en el centro de la escena al GNC y al servicio del transporte público, principal mercado de este combustible.
En este contexto, ¿es posible adaptar las Estaciones de Servicio disponibles en Argentina a este tipo de tecnología cero emisiones?
Los expertos aseguran que es viable mezclar hasta un 30 por ciento de hidrógeno con GNC, lo que permitiría utilizar la capacidad instalada de las casi 2000 bocas de expendio que funcionan en el país y que abastecen a cerca de 2 millones de vehículos.
De modo que cualquier persona con un vehículo a GNC podría cargar el mix energético. Mientras tanto, los estacioneros no se enfrentarían a grandes inversiones ni tendrían que modificar estructuras.
Aquí, cabe destacar el proyecto que lanzó Pico Truncado en 2021 para abastecer automóviles y camionetas con una mezcla de GNC e H2 en su camino hacia la producción de hidrógeno verde.
Aunque lo cierto es que si se quiere pensar en hidrógeno puro, el panorama es otro. ¿Por qué? Para ello, es necesaria una amplia transformación.
¿Qué alternativa les conviene a los argentinos?
Si los esfuerzos de YPF apuntan a la introducción de esta tecnología en el país, el factor económico es un eje que no puede pasarse por alto.
En el caso de que se vuelque a los automóviles livianos, es fundamental tener una visión clara de los costos que implicaría.
Si bien en Argentina todavía no se consiguen modelos con H2, resulta pertinente saber que alrededor del mundo hay unos pocos modelos:
- Toyota Mirai: con un precio base de 74.000 dólares y una capacidad de 5,6 kilos de hidrógeno, alcanza una potencia de 182 caballos de vapor (CV).
- Hyundai Nexo: el primer SUV de hidrógeno, disponible desde 78.000 dólares, con una potencia de 163 CV y una autonomía de 670 kilómetros.
- Honda Clarity: de ventas limitadas, ofrece una autonomía de 589 kilómetros y una velocidad máxima de 165 km/h. ¿Su costo? 61.000 dólares.
- BMW iX5: actualmente en fase de pruebas, ofrece hasta 500 kilómetros de autonomía y 401 CV de potencia, destacando por no requerir litio, cobalto ni níquel.
Además, repostar hidrógeno no es nada barato. Al valor del auto, hay que sumar que el precio por kilo de hidrógeno está en los 10 dólares. Según los cálculos de la Organización de Consumidores y Usuarios de España, un coche de hidrógeno consume entre 0,8 kilos y 1 kilo de hidrógeno cada 100 kilómetros, y su depósito tiene una autonomía de unos 500 kilómetros.
Sin dudas, convertir un auto a GNC en la actualidad es significativamente más económico. A pesar de que dependerá del modelo y motor, para algunos coches nafteros de gama baja, el costo ronda entre los 700.000 y 800.000 pesos.
A su vez, el metro cúbico de GNC varía su precio entre AMBA y el interior. Mientas en las estaciones de servicio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires tiene un precio que va desde los 465 a los 485 pesos, en zonas del interior supera los 550 y hasta los 600 pesos por metro cúbico.
Esto significa que con unos 6.500 pesos se llena un tanque con autonomía para hacer unos 130 kilómetros en AMBA y con 8.000 pesos en el interior.
El hidrógeno, ¿una oportunidad clave en Argentina?
Al considerarse similares los tiempos de carga de vehículos con hidrógeno y GNC, no solo es una alternativa para el transporte pesado, sino que también sería una opción factible para segmentos como los taxis, y hasta “se lograría mejor autonomía que con las baterías”.
Es innegable que al introducir esta variante al GNC, la energética está realizando una apertura que tal vez redefina la transición de la movilidad urbana hacia las cero emisiones.
Tanto para el mercado interno, cómo para el externo, esta hoja de ruta significa potencial.
Cuando el sector habla de hidrógeno, también hace referencia a que se esperan producir 4 millones de toneladas, 12 veces más que en la actualidad, lo que representaría inversiones por arriba de los 90 mil millones de dólares para el desarrollo.
En este marco, Bergna, manifiesta: “Surge un gran desafío y una enorme oportunidad para el hidrógeno, por eso es fundamental trabajar en los marcos normativos».