Volvo es reconocido como uno de los líderes en la adopción de tecnologías de conducción autónoma y seguridad en la industria de la automoción.
Y esto viene directamente de la mano del desarrollo de sus sistemas de asistencia al conductor basados en inteligencia artificial, como el Pilot Assist.
El mismo combina sensores y algoritmos de IA para permitir la conducción semiautónoma en ciertas condiciones.
Todas estas investigaciones podrían dar frutos favorables en un “futuro muy cercano”, según admite Juan Carlos Muñoz, ejecutivo de Marketing de Volvo España
“Nos hemos comprometido a electrificar toda nuestra gama de vehículos en esta década…La IA y el aprendizaje automático desempeñarán un papel fundamental en la optimización de la eficiencia energética y en la reducción de las emisiones de nuestros vehículos”, admite el ejecutivo.
Allí se encuentra el norte de las inversiones de la empresa de origen sueco.
Y otro ejemplo de ello es la apuesta que realizaba a principios de este año Volvo Cars Tech Fund en CorrActions.
Se trata de una startup israelí de inteligencia artificial, que se centra en la monitorización de la actividad cerebral del ser humano.
El software desarrollado, puede detectar cambios en el estado cognitivo de conductores y pasajeros, mediante movimientos micro musculares, enviados por el cerebro.
Con el uso de sensores existentes en el volante, estos movimientos pueden advertir del estado de distracción, embriaguez o cansancio excesivo.
Pero para que todo esto sea 100% palpable por la industria de la automoción deben superarse una serie de desafíos.
Volvo y las barreras a atravesar
Desde la visión y experiencia de Juan Carlos Muñoz son varios los pasos a dar.
Por un lado se encuentra la recopilación y análisis de datos.
“La IA depende en gran medida de la disponibilidad de datos precisos y relevantes. Debemos por tanto recopilar grandes cantidades provenientes de vehículos, sensores y otros dispositivos para entrenar y mejorar los algoritmos”, explica.
Esto puede requerir una infraestructura sólida de recolección y una gran capacidad de almacenamiento.
En este sentido, como segundo desafío, aparece la privacidad y seguridad de la información que se baraja.
La aplicación de la inteligencia artificial en los vehículos implica el procesamiento de una gran cantidad de datos personales y confidenciales, como la ubicación del vehículo, patrones de conducción y preferencias del conductor.
Es fundamental garantizar la privacidad y la seguridad de estos para evitar cualquier abuso o vulnerabilidad en el sistema.
El tercer ítem en cuestión es el entrenamiento del algoritmo y la calibración del mismo.
Para el experto de volvo debe realizarse este trabajo de manera que se pueda comprender y responder de manera precisa a diferentes situaciones en la carretera.
Para ello, hay que dotar a la IA con todos los datos posibles y relevantes.
El último punto, pero no menos importante aparece la pregunta más repetida: la responsabilidad y toma de decisiones éticas, lo que lo llamamos el libre albedrío.
“Los sistemas de IA en los coches deben tomar decisiones críticas en tiempo real, como evitar colisiones o elegir la mejor ruta”, recuerda en este sentido.
Por ello, el sector debe hacer frente a retos de carácter ético al determinar cómo se toman estas decisiones y qué peso se les da a diferentes factores.
Aquí, pueden verse aspectos como la seguridad del conductor, los pasajeros, los peatones y otros usuarios de la carretera.
Finalmente, desde Volvo se recuerda: “Esta tecnología no saldrá adelante si no se logra conseguir una confianza y aceptación por parte del usuario”.
El punto de “no retorno”
Un retorno a los sistemas sin IA no tendría sentido teniendo en cuenta las ventajas y beneficios que esto trae, según Volvo.
Son muchas las marcas que utilizan estas tecnologías para acciones como el reconocimiento de voz, la detección de objetos, el mantenimiento de carril, la asistencia al estacionamiento, la planificación de rutas, etc.
Además, el ejecutivo expresa:
«La IA tiene un papel fundamental en la conducción autónoma y muy importante en el desarrollo de vehículos eléctricos y en la optimización de la gestión energética».
Por todo ello, y tras la inversión realizada por las marcas tanto en infraestructura, estudio y desarrollo, «sería muy complicado retornar a la era pre-IA».