Los fabricantes chinos de vehículos eléctricos, BYD, Geely y SAIC, han presentado demandas ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) contra los aranceles impuestos por la Comisión Europea a sus productos.
Estas acciones legales buscan impugnar las tarifas adicionales que la Unión Europea (UE) ha establecido, argumentando que son injustas y perjudiciales para sus operaciones en el mercado europeo.
En octubre de 2024, tras una investigación de nueve meses, la Comisión Europea decidió imponer aranceles adicionales a los vehículos eléctricos importados desde China.
La medida se basó en la conclusión de que los fabricantes chinos se benefician de subsidios estatales que les permiten vender sus vehículos a precios más bajos, lo que, según la Comisión, representa una competencia desleal y amenaza a la industria automotriz europea.
Los aranceles impuestos varían según el fabricante
Actualmente, la Unión Europea grava de la siguiente manera los vehículos eléctricos chinos:
- SAIC: 35,3%
- Geely: 18,8%
- BYD: 17%
- Tesla (que produce en China): 7,8%
Estos aranceles se suman al impuesto estándar del 10% para la importación de automóviles en la UE, publica Reuters. Los fabricantes chinos afectados han expresado su desacuerdo con esta decisión y han optado por llevar el caso ante el TJUE.
Argumentan que la Comisión Europea ha sobreestimado el impacto de los subsidios y que la investigación carece de fundamentos sólidos. Además, sostienen que la medida es proteccionista y podría desencadenar tensiones comerciales entre la UE y China.
Posición de la Comisión Europea sobre los vehículos eléctricos chinos
La Comisión Europea ha declarado estar preparada para defender su decisión en los tribunales. Olof Gill, portavoz de Comercio de la Comisión, afirmó: «Somos un club basado en normas aquí en la UE, si la gente quiere llevarnos a los tribunales, pueden llevarnos a los tribunales».
La Comisión dispone de dos meses y diez días para preparar su defensa y sostiene que su investigación fue exhaustiva y basada en hechos.
La imposición de estos aranceles y las subsecuentes acciones legales podrían tener varias repercusiones:
- Competencia en el mercado: Los aranceles podrían encarecer los vehículos eléctricos chinos en Europa, reduciendo su competitividad frente a las marcas europeas.
- Relaciones comerciales: Esta disputa podría tensar las relaciones comerciales entre la UE y China, especialmente si Pekín decide tomar medidas de represalia.
- Consumidores: Los consumidores europeos podrían enfrentar una menor oferta de vehículos eléctricos asequibles, lo que podría ralentizar la adopción de este tipo de transporte en la región.
Mientras el caso se desarrolla en los tribunales, la UE y China continúan en conversaciones para encontrar una solución negociada. El comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, se reunió recientemente con el embajador chino ante la UE para discutir el asunto. Ambas partes parecen interesadas en evitar una escalada que podría derivar en una guerra comercial más amplia.
Además, China ha llevado el caso ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), argumentando que los aranceles de la UE son injustificados y violan las normas comerciales internacionales. Esta acción añade otra capa de complejidad a la disputa y podría influir en las negociaciones en curso.
En este contexto, algunos analistas sugieren que los fabricantes chinos podrían considerar establecer plantas de producción en Europa para eludir los aranceles y demostrar su compromiso con el mercado europeo. Esta estrategia no solo mitigaría el impacto de los aranceles, sino que también podría mejorar la percepción de las marcas chinas entre los consumidores europeos.
La resolución de esta disputa será crucial para el futuro de la industria automotriz en Europa y para las relaciones comerciales entre la UE y China. Ambas partes tienen intereses significativos en juego, y el desenlace podría sentar precedentes para futuras interacciones comerciales en el sector de la tecnología y la movilidad sostenible.