Tras desembarcar en América Latina y adaptar sus conocimientos a la región, VEGA Chargers, la empresa española dedicada al diseño y la fabricación de estaciones de recarga rápida en corriente continua para vehículos eléctricos, analiza los pro y contras del mercado emobility del otro lado del charco.
Vega Chargers, que cuenta con un portfolio de productos con el foco puesto en la corriente continua que va desde los 30 kW a 720 kW, está presente en México, República Dominicana, el Caribe y Centroamérica, mientras que en Colombia, Perú, Chile y Argentina registraron un gran interés por sus productos.
¿Cuáles son las principales ventajas de trabajar para el mercado latinoaméricano?
Rodrigo Rojas Galeb, desarrollador de negocios para Latinoamérica y Europa del Este de Vega Chargers, destaca que una de las principales ventajas de operar en América Latina es la flexibilidad regulatoria en comparación con Europa.
A su vez, explica que en la región latinoamérica hay una preferencia por los cargadores de 30 y 60 kW, ya que están realizando una transición natural hacia potencias ligeramente más altas.
“Hemos observado que el mercado es muy dinámico en cada país. Algunos están enfocándose más en electrificar la flota de transporte público, mientras que otros están priorizando la electrificación de los taxis”, comenta.
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¿El diferencial que ofrecen desde VEGA Chargers? Poseen un equipo de 30 kW en corriente continua con caracteristicas muy competitivas y diferenciadoras..
Además, tienen la ventaja de requerir menos potencia para conectarse a la red en comparación con los cargadores de corriente continua de alta potencia disponibles en el mercado, sin perder la experiencia de una carga en corriente continua.
En diálogo con Mobility Portal Latinoamérica, Rojas Galeb analiza el esquema normativo en Latinoamérica, que permite una mayor apertura de mercado que en Europa.
“La ventaja de trabajar con la Unión Europea y formar parte de ella es la claridad de las regulaciones”, señala.
Esto facilita considerablemente la entrada a los mercados europeos, ya que los fabricantes deben cumplir con normativas bien definidas.
En contraste, en América Latina las regulaciones varían más entre países.
Algunos tienen requisitos especiales y normativas específicas, mientras que otros tienen un mercado más abierto donde los productos de diversas procedencias pueden ingresar con relativa facilidad.
Sin embargo, Rojas Galeb ve a estas situaciones como “oportunidades” para mejorar en las áreas pendientes. Un ejemplo son los estándares de conexión.
“El estándar GBT y CHAdeMO son regulados de manera estricta en otros países, especialmente en Europa. En otros lugares, la falta de regulación puede llevar a una competencia intensa y dificultar la participación al no haber claridad sobre qué estándar se utilizará”.
En estos casos, tanto el sector privado como el público deben colaborar y comunicarse para establecer normativas claras.
En cuanto a la transición española, considera que, aunque el transporte público está transformándose, no lo está haciendo a la misma velocidad que América Latina.
“Los buses públicos están avanzando más lentamente, mientras que los vehículos particulares, que cruzamos a diario, están adoptando tecnologías de carga más rápidamente”, dice.
En España y el resto de Europa, la presencia del modelo del Operador de Punto de Recarga (CPO) es más habitual y se encuentran cargadores de mucha mayor potencia en la via publica.
“Nosotros estamos ingresando al mercado con un cargador de 720 kW, diseñado para una carga dinámica y eficiente”, adelanta.
La tendencia en ascenso en Europa es la de gestionar grandes volúmenes de vehículos con altas potencias en estaciones específicas.
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