Si por un lado se incentiva la compra de coches eléctricos con hasta 7.000 euros de ayuda (plan Moves III) y por otro se impone a los fabricantes su producción en detrimento de los diésel y gasolina, lo lógico es que bajo amenaza de sanción por exceso de emisiones, las ventas de los modelos electrificados se incrementen, y eso es lo que está ocurriendo.
A pesar del elevado precio de la mayor parte de la oferta de modelos disponibles, en comparación con los modelos de combustión, y en un contexto de caída generalizada de matriculaciones, los coches electrificados suponen ya una de cada tres ventas de vehículos nuevos que se cierran en Galicia.
Según el balance del mercado del automóvil que elabora Anfac, la patronal española de fabricantes de coches, entre enero y noviembre de este año, en Galicia se matricularon 22.542 unidades, de las que 7.720, es decir, el 34,2 % del total, son modelos híbridos (6.186 unidades, con un incremento anual del 91 %) o eléctricos puros (1.534 unidades, y un aumento interanual del 66 %).
Es un salto cuantitativo importante si se tiene en cuenta que hace apenas tres años los denominados vehículos alternativos apenas suponían un 3 % de las matriculaciones en Galicia, en un mercado todavía mayoritariamente diésel.
Y no hay vuelta atrás, porque así lo impone la Comisión Europea y así lo están acatando los gobiernos, legislando en favor de la descarbonización.
El objetivo del Gobierno de España, recogido en el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) del vehículo eléctrico y conectado, que cuenta ya con un presupuesto aprobado por Bruselas de 4.300 millones de euros, es alcanzar en el 2023 los 250.000 vehículos eléctricos matriculados y entre 80.000 y 110.000 puntos de recarga desplegados, frente a los cerca de 13.000 que hay actualmente. Todo un reto nada fácil de alcanzar.
En Galicia, la cifra de cargadores públicos es de 399 en la actualidad, según el barómetro de electromovilidad de Anfac, con datos de septiembre del 2021. No son muchos, si se tiene en cuenta que Galicia está a la cola de España en número de surtidores por habitante, solo por detrás de Canarias y Ceuta y Melilla, según Anfac, situándose en cabeza Cataluña y Madrid.
Pero lo relevante es que buena parte de la red actual se ha desplegado en el último año, en el que se han instalado 160 nuevos puntos de recarga, un 75 % más que los disponibles hace un año, y con un ritmo medio de crecimiento de 13 nuevas unidades de recarga al día.
Contelineras ultrarrápidas
Y es aquí donde se cuela una patente gallega que está revolucionando el mercado, con la propuesta de un modelo de negocio de contelineras públicas para la recarga ultrarrápida. Se trata de una iniciativa de la empresa viguesa Movelco, que consiste en una estructura de contenedores de transporte marítimo, con capacidad para entre ocho y 10 cargadores con una potencia de 500 kilovatios, lo que permitiría realizar cargas rápidas y ultrarrápidas en función del número de vehículos conectados.
«El proyecto nació de la necesidad del mercado. Es una forma de carga ultrarrápida que se instala con mucha facilidad, evitando llevar a cabo una obra civil y permitiendo la apertura de un negocio añadido», señala el director general de Movelco, Rubén Blanco, a La Voz de Galicia.
Con dos módulos en la estructura, el contenedor superior acoge todo el hardware de la contelinera, mientras que en la parte inferior se puede situar cualquier tipo de negocio que desee su propietario (espacios de ocio o compras).
En cuanto a su montaje, la contelinera no requiere obra civil ya que es un producto ya prefabricado, que desde Movelco llevan hasta el emplazamiento del cliente. Solo hay que conectarla, proceso del que se hace cargo también la empresa.
Dice Blanco que cualquier persona o empresa que disponga de un espacio en una zona de alto tráfico de vehículos podrá montar un negocio de recarga de coches eléctrico, con una inversión de entre 600.000 y 800.000 euros, con la ventaja de que si el emplazamiento no funciona comercialmente siempre se puede mover de sitio.