Minuto a minuto, la industria automotriz sigue con atención e incertidumbre los anuncios sobre aranceles que el presidente de Estados Unidos dispone, posterga o suspende.
Luego de poco más de un mes de amenazas, el 4 de marzo Donald Trump implementó un 25% de arancel a importaciones a Canadá y México, para suspenderlas “por un mes” al día siguiente en el rubro automotriz, tras negociar con directivos de Stellantis, Ford y General Motors, según informó la Casa Blanca.
Y, 24 horas más tarde, en diálogo con su par mexicana Claudia Sheinbaum sobre los conflictos fronterizos entre ambos países, aceptó postergar esa tasa para todos los productos en general que ingresen a Estados Unidos, en principio hasta el 2 de abril.
¿Cómo afectará esta decisión, de concretarse en un mes, al comercio de vehículos en México?
El Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) exige que el 75% de las piezas de un vehículo se fabriquen en Norteamérica para poder beneficiarse de aranceles cero, cuando se comercie entre las tres naciones.
El acuerdo debe revisarse antes de julio del año que viene, pero actualmente genera una integración total de la cadena de producción entre los tres países. Por esto, Estados Unidos pretende implementar los nuevos aranceles bajo la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional.
El sector automotriz opina sobre los aranceles de Trump
Según las fuentes consultadas por Mobility Portal Latinoamérica, estos gravámenes podrían afectar la industria automotriz mexicana debido a su alto volumen de exportación: el incremento en costos de producción por estos aranceles resta competitividad a las empresas locales, encareciendo sus productos en el mercado estadounidense.
Asimismo, podría desacelerar la inversión extranjera en México, afectando el crecimiento del nearshoring y la instalación de nuevas plantas productivas en el país.

La industria automotriz mira con atención los aranceles que pretende imponer Trump.
Sin embargo, los referentes del sector mantienen la prudencia y hasta algo de incredulidad sobre la real aplicación de estas medidas por parte de Trump, que parece más enfocado en lograr con esto otro tipo de efecto en cuanto a políticas migratorias y de seguridad por parte de sus vecinos.
Daniel Hernández, Director del Clúster de Querétaro, manifiesta: “Tenemos que esperar a que realmente se materialice, pero hay muchos acuerdos regulatorios, no hay que perder de vista que el T-MEC tiene carácter de ley en los tres países”.
“Al final la industria automotriz de Norteamérica es potente, económicamente atractiva también por la participación de las autopartes producidas en México, y eso no puede negarse. No terminaría más que en un incremento en el costo que paga el consumidor que tiene cada vez una oferta más amplia, con vehículos que vienen de otras regiones”, agrega.
«Si bien no dejamos de observar qué sucede, creo que los factores de interés de la industria automotriz van más allá. Tenemos la confianza en un tratado que ha armonizado las cadenas de suministro y ha dado ventaja a todos los países”, concluye.
Por su parte, Manuel Montoya, Director del Clúster de Nueva León, uno de los más importantes en la fabricación de autopartes, considera: “Ese tipo de políticas nos podría afectar muchísimo a ambos países. La industria automotriz está tan integrada que tú cargas aranceles en los componentes que van a Estados Unidos y eso va a encarecer los coches que se hacen allá”.
“En 2024 exportamos desde acá unos 3.5 millones de vehículos, pero casi 100 billones de dólares en autopartes. La industria de autopartes es todavía más grande para nosotros, y se destinan a las armadoras de vehículos que están en Estados Unidos”, explica.
Además, Montoya confía en que “a ellos no le resulta rentable traer las autopartes de Brasil o de Japón. Van a seguir surtiéndose de México y los vehículos se encarecerían con estos aranceles”.
Una política «cerrada» que afecta acuerdos comerciales
Gustavo Jiménez, CEO de Emobilitas, opina: “Se esperaba que la llegada de Trump a la presidencia de Estados Unidos afectara muchos de los temas y acuerdos comerciales que se tenían con México y en particular con los de la administración Biden, que estaba promoviendo mucho la electromovilidad”.
“El actual mandatario tiene una manera distinta de hacer política exterior; quiere traer todo a América y ‘América primero’; pero a países como México nos va a afectar porque va a estar bloqueando mucha inversión” considera.
“Entonces, esto (los aranceles) también podrían hacer mermar muchísimo la venta de vehículos a Estados Unidos porque son nuestros mayores consumidores. El 80% de los autos que se producen aquí se van allá y a Canadá. La industria podría verse muy afectada”.
Por el lado importador, Juan Cerdeira de SEV (división de vehículos eléctricos de Solarever), analiza: “El presidente Donald Trump tiene derecho de defender su industria, y es claro que los estadounidenses están, como industria automotriz, por lo menos una década atrás de lo que ya estamos viviendo con productos chinos”.
“Si no podemos exportar a Estados Unidos, cuando menos en México y Centroamérica van a dominar estos vehículos. Y ahí aunque paguen aranceles, la competitividad del precio sigue siendo muy atractiva”.
Y finaliza: “Trump no quiere nada que suene a ensamble y que pueda por ‘casualidad’ brincar a Estados Unidos. Y estoy seguro va a ejercer mucha presión para que eso no se dé. Creo que el ensamble va a continuar e incrementar para satisfacer el mercado mexicano y, por supuesto, centroamericano y sudamericano. Una vez que Trump se vaya de la oficina, la historia va a cambiar”.