Uno de los Estados que en el último tiempo ha dado señales de apoyo a la electromovilidad es Nuevo León, que ahora tiene puesta la vista en conversiones de vehículos a combustión a eléctricos.
En ese sentido, la Universidad de la Electromovilidad en México, Masare Motors, se encuentra trabajando a la par de diversos municipios, empresas privadas y las secretarías de Medio Ambiente y Movilidad para llevar adelante proyectos de retrofit, en general, con unidades que ya no funcionan o se encuentran en malas condiciones.
A su vez, trabaja en un proyecto de infraestructura para que la energía que cargue estos vehículos provenga del sol o fuentes renovables.
“El actual Gobierno de Nuevo León tiene una mente muy fresca y trae la iniciativa de empresas de tecnología a favor del medio ambiente. Hay mucho apoyo. Está la mentalidad compartida entre los municipios de tener un Estado verde”, asegura el ingeniero Antonio Pascual, director de la institución, en diálogo con Portal Movilidad.
Tal es así que, por ejemplo, en abril comenzó a circular el primer piloto de un autobús 100% eléctrico, de la mano de las empresas VEMO y Yutong, que dará lugar a 110 unidades más con esta tecnología.
Se trata de un bus eléctrico de 12 metros de longitud que cuenta con capacidad para 90 pasajeros y posee más de 200 kilómetros de autonomía.
Si bien el apoyo local existe, todavía el retrofit no es una actividad muy popular en México. Por consiguiente, aún es necesario generar una normativa así como mayor confianza en la comunidad.
“En el país hay muchas empresas pequeñas y medianas que están incursionando en el retrofit. Nosotros vimos un área de oportunidad y de mejora en el tema de seguridad. Ese es el talón de Aquiles”, afirma Pascual.
Luego, agrega: “Con los ingenieros revisamos cada módulo del vehículo, subiendo toda la información a una nube para que todo esté concentrado en el sistema”.
Al mismo tiempo, aprovechan para innovar, agregando novedades como smart keys y pantallas. La idea es “estar a la vanguardia” sin elevar los costos y ser competitivos en el mercado. También, personalizan los productos según el cliente.
En ese sentido, Pascual explica que, por el momento, prefieren ahondar más en la seguridad de los vehículos y la calidad de las conversiones, antes que en el número de producción, para generar tranquilidad entre las autoridades.
“Buscamos la confianza del mercado. Queremos que el Gobierno, que es nuestro cliente, aplique estas unidades dentro de su municipio”, señala.
Y añade: “Tenemos que hacer ruido para que un Estado regularice este tipo de vehículos y práctica. Todavía no existe esta regularización. La factura de estas placas sigue basándose en el motor a combustión”.
Por el momento, la institución trabaja además con municipios como San Nicolás de los Garza, donde el foco está puesto en las patrullas. Allí, el retrofit podría ser una respuesta a los costos, considerando que las unidades convertidas cuestan la mitad del precio de una nueva.
También tienen conversaciones con Santa Catarina, con una empresa privada con la que exportarán un vehículo blindado eléctrico, y, además, realizan otros trabajos puntuales personalizados.