La transición hacia la movilidad eléctrica es un reto que Costa Rica ha asumido con el objetivo de cumplir las metas de descarbonización trazadas en su Plan Nacional 2018-2050.
Sin embargo, electrificar por completo el sistema de transporte público no es una tarea sencilla, dado los altos costos de inversión inicial que esto conlleva.
Frente a este desafío, según la investigación ‘’Transición hacia la electromovilidad pública en Costa Rica’’, realizada por CEPAL, un modelo que aparece como la opción más rentable para la electrificación del transporte público es la conversión de autobuses diésel a eléctricos, conocida como retrofit .
Dichos estudios recientes, confirman que esta alternativa no solo es más económica que la compra de autobuses eléctricos nuevos, sino que también ofrece beneficios tangibles en términos sociales, ambientales y económicos para el país.
El desafío de los costos: nuevos eléctricos vs. Retrofit
Un análisis comparativo de las diferentes tecnologías revela que el retrofit es considerablemente más rentable que la compra de autobuses nuevos.
Mientras que un autobús eléctrico nuevo tiene un costo estimado de USD 85,150 anuales durante los primeros 15 años, un autobús convertido (retrofit) tiene un costo total de USD 53,000.
La suma de los costos anuales durante 15 años muestra una diferencia significativa: más de USD 600,000 para un autobús eléctrico nuevo, frente a USD 375,400 para un autobús convertido.
Además, los costos operativos de los autobuses convertidos son más bajos debido al ahorro en combustibles y otros insumos asociados a los motores de combustión.
Esto significa que los usuarios del servicio público, en su mayoría pertenecientes a los estratos de menores ingresos, también se verán beneficiados, ya que las tarifas no se verán afectadas por aumentos significativos.
Beneficios ambientales y económicos del Retrofit
El retrofit no solo es más rentable en términos financieros, sino que también trae consigo una serie de beneficios ambientales y sociales .
El cambio de motores diésel a eléctricos permite la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), contribuyendo directamente a las metas de descarbonización del país.
También se estiman importantes mejoras en la calidad del aire, lo que tiene un impacto positivo en la salud pública.
Los estudios realizados indican que, al internalizar los costos asociados a las emisiones contaminantes, el retrofit se posiciona como la opción más rentable desde el punto de vista económico.
De hecho, los ahorros generados por las tecnologías limpias superan las valoraciones financieras iniciales.
Asimismo, la conversión de autobuses diésel a eléctricos evita la fuga de divisas que ocurre con la importación de autobuses y combustibles fósiles, generando una mayor inversión en el mercado interno.
Un clúster nacional de retrofit: la ruta para acelerar la electrificación
Según se menciona en la investigación, para que Costa Rica pueda aprovechar plenamente los beneficios del retrofit, es necesario consolidar un clúster nacional de conversión de autobuses.
Este clúster debe estar respaldado por políticas públicas y normativas técnicas que permitan la operación regular de autobuses convertidos.
Costa Rica ya ha dado pasos en esta dirección, con la creación de una norma técnica a través de instituciones como INTECO, el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) y el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA).
Sin embargo, es crucial fortalecer esta normativa y garantizar que los operadores puedan acceder a modelos de financiamiento que les permitan realizar las conversiones sin afectar su viabilidad financiera.
En este sentido, la participación de la banca comercial y la banca para el desarrollo es fundamental para facilitar préstamos accesibles a las empresas concesionarias de rutas de transporte público.
De esta manera, se podrá dinamizar el sector y asegurar que el proceso de conversión sea sostenible y escalable.
Un futuro prometedor para la movilidad eléctrica en Costa Rica
La conversión de autobuses diésel a eléctricos representa una oportunidad clave para Costa Rica en su camino hacia la movilidad sostenible.
El análisis demuestra que, al optar por el retrofit, el país puede acelerar su transición hacia una flota de transporte público 100% eléctrica, sin sacrificar la estabilidad financiera de los operadores ni aumentar los costos para los usuarios.
Además, la creación de un clúster productivo para el retrofit no solo beneficiará al sector transporte, sino que también fomentará el desarrollo tecnológico local, la generación de empleo y la formación bruta de capital.
Costa Rica tiene el potencial para convertirse en un líder regional en la conversión de vehículos, posicionándose como un referente en la lucha contra el cambio climático y en la innovación en movilidad eléctrica.
En definitiva, la modernización no es solo una opción más accesible económicamente, sino también un motor de cambio para toda la estructura del transporte público en Costa Rica, con beneficios que impactan tanto en lo económico como en lo ambiental.