¿Cómo introducir la micromovilidad a las ciudades? Una pregunta que parece sencilla, pero que a la vez no lo es. Este tipo de movilidad es de fácil acceso para los usuarios, pero desde el marco normativo es otra historia.
“Cada ciudad tiene necesidades diferentes. Tienen que aplicar un estándar excelente y alto para adaptarlo a sus exigencias”, explica Manuel Arauco, Director General de TIER en el último evento de Portal Movilidad España: “Tendencias tecnológicas de la movilidad eléctrica y sostenible en España”.
Según el director de la operadora de micromovilidad, los Ayuntamientos deben presentar normas y reglas claras y consistentes desde el día uno.
Una de las claves son los factores en los que se deberían enfocar para definir un “buen sistema”. En muchos casos, existe una tendencia a tener un mayor foco a criterios como el menor precio ofrecido por parte de un operador o una oferta económica de contribución a la ciudad.
“Lo que hemos visto es que lo que más resultado tiene, es un sistema por puntaje. Esto en base a lo que aprendimos de otros países que se encuentran más desarrollados”, comenta Arauco.
El modelo puede hacer financieramente inviable para el operador ejercer sus funciones, por eso la importancia del modelo que se adopte.
En segundo lugar, la ciudad con un servicio de peor calidad tendrá empleos precarios y, finalmente, tendrá consecuencias en el usuario.
“La clave está en entender cómo pueden evaluar las ciudades un buen sistema de micromovilidad”, explica el Director General.
Según Arauco el sistema de licitación debe ir enfocado en la calidad. Debe asegurarse que los vehículos tengan las condiciones necesarias para poder cumplir con los requisitos de la ciudad.
Otro factor mencionado es que se busque la excelencia operativa por parte de la empresa que se encargue de gestionar los vehículos. “Se lo puede medir a través de la experiencia de los usuarios y la tecnología se utiliza”.
Además, dentro de una normativa se debe contemplar el aparcamiento, la educación a los usuarios en normas de micromovilidad y las prácticas de sostenibilidad.
Por último, la solidez financiera de la empresa se debe evaluar. “Es muy importante para poder dar continuidad a ese servicio, seguir invirtiendo en tecnología y en operaciones de calidad”, argumenta Arauco.