¿Cómo se puede migrar a la electromovilidad si el sistema de transporte público está atrasado en términos administrativos y financieros, y con tarifas bajas? Es el principal cuestionamiento de Gustavo Jimenez, director de la consultora e-Mobilitas, quien destaca la necesidad de pensar nuevos modelos de operación que faciliten la migración hacia vehículos eléctricos en el transporte público de México.
En ese sentido toma como ejemplo la posibilidad de replicar modelos de otros países como es el caso de Chile con Transantiago, actualmente Sistema RED, donde se realizó una separación de bienes entre empresas que operan y compran los vehículos.
“Firmas de energía como ESP están tomando liderazgo en este aspecto de la electromovilidad o como Enel X en Latinoamérica que se ocupó de comprar vehículos y dárselos a los operadores a través de esquemas de arrendamiento”, menciona.
Situación diferente es la de operadores en Guayaquil que, gracias al financiamiento del Gobierno nacional con una tasa de interés del 7% a pagar en 15 años, lograron comprar unidades eléctricas propias.
Otro modelo posible involucra a grupos empresarios externos al sector transporte que inviertan en la compra de buses eléctricos, firmas proveedoras del suministro eléctrico que se hagan cargo de la infraestructura de recarga, los operadores de la puesta en funcionamiento y el gobierno que gestione.
No obstante, refiere que en México no hay un trabajo en conjunto: “Hay varios apoyos para transporte, pero están desincronizados como son el Programa de Apoyo Federal al Transporte Masivo (Protram), el Fondo de la CAME y otros. No hay una orquesta que ayude a identificar todos los fondos y estructurar un programa que realmente detone una transformación a la electromovilidad”.
“Debemos promover una mejor coordinación interinstitucional entre los entes al transporte y los fideicomisos para tener aunque sea un programa y una estructuración del sector”, opina Jimenez en el webinar sobre Electromovilidad en el Transporte de Pasajeros realizado por la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (CONUEE).
Por su parte, Nicolas Rosales, presidente de la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad (AMTM), coincide con su par en la posibilidad de poner en práctica los casos de éxitos conocidos adaptándolos las características y necesidades de México.
“En esos casos son políticas de Estado, debemos ser conscientes de eso y fortalecer la estrategia que se está llevando a cabo por parte de CONUEE, es un paso muy importante”, indica.
En México, luego de los años ’50, pasó de los tranvías al modelo de hombre camión. Al respecto, menciona: “No fue planificado correctamente y ahora tenemos un sistema caduco y rezagado en muchos sentidos como tecnológico, medioambiental, en calidad de viaje, en sistemas de red y de infraestructura”.
Actualmente hay más de 40.000 unidades circulando con más de 20 años de vida, solo en la ciudad de México hay más de 18.000.
Por lo que destaca: “Las condiciones para poder implementar un sistema de transporte eléctrico del tamaño de la ciudad de México nada más, es un gran reto”.