La startup automotriz Rivian, uno de los actores emergentes en el sector de vehículos eléctricos, anunció una inversión de 120 millones de dólares para ampliar su capacidad productiva en el estado de Illinois. El objetivo: consolidarse como una alternativa pragmática y sostenible frente a Tesla.
Su modelo de negocio está basado en la confiabilidad, el diseño sobrio y la eficiencia operativa.
“Ofrecemos los coches que los consumidores quieren, a un precio accesible, con un diseño único y sin promesas de coches autónomos que nunca llegan”, aseguró RJ Scaringe, fundador y CEO de Rivian.
El nuevo financiamiento se destinará a la construcción de un parque de proveedores cercano a su planta principal, ubicada en una antigua fábrica de Mitsubishi.
Esta decisión forma parte de una reestructuración mayor que incluye el traslado de la producción del SUV R2 desde Georgia a Illinois, estado que ofreció un paquete de incentivos por 827 millones de dólares.
Enfoque funcional frente al «futurismo» de Tesla
Rivian busca romper con la estética futurista predominante en el segmento de alta gama, del cual Tesla es el ejemplo más conocido mundialmente.
En su caso, apuesta por vehículos eléctricos robustos, eficientes y accesibles, diseñados para consumidores que priorizan la funcionalidad. El R2, su modelo de entrada, representa ese nuevo enfoque y será producido a partir de 2026.
Con este SUV, la empresa apunta a un segmento más amplio, sin perder su identidad centrada en la aventura, la naturaleza y el uso diario realista.
“Nuestro objetivo es ser la elección de quienes están cansados de las promesas y solo quieren un buen auto”, declaró Scaringe en diálogo con Bloomberg.
El modelo conservará el ADN técnico de la marca, con características todoterreno, diseño minimalista y sistemas de asistencia pensados para una conducción práctica y segura.
Comunidad leal, sin culto a la personalidad
Mientras Elon Musk continúa atrayendo atención mediática con sus declaraciones y apuestas tecnológicas para Tesla, Rivian cultiva una comunidad más silenciosa, enfocada en el uso real de sus vehículos.
Sus clientes intercambian experiencias sobre acampadas, rutas off-road y adaptaciones personalizadas, alejados del universo de los memes y de la especulación bursátil.
Sin embargo hay que destacar que Rivian aún no alcanza rentabilidad. En 2022, reportó pérdidas por 6.800 millones de dólares y realizó tres rondas de despidos. Uno de los mayores desafíos ha sido el elevado costo de producción, originado por el intento de construir “el auto perfecto”.
“Nuestro coste por vehículo era inviable. Ahora estamos rediseñando todo para producir más con menos”, admitió Scaringe.
Como parte de ese rediseño, Rivian ha reforzado su apuesta por el desarrollo interno de software y hardware automotriz, evitando sistemas de terceros. Esta capacidad técnica no pasó desapercibida en la industria.
En 2024, Rivian firmó un acuerdo con Volkswagen que podría traducirse en ingresos por hasta 5.000 millones de dólares, basados en el licenciamiento de su plataforma de software para conducción, gestión de energía y sistemas de infoentretenimiento.
La colaboración abre nuevas posibilidades de expansión para la empresa, que podría diversificar sus ingresos y participar en desarrollos compartidos con fabricantes de escala global.
Obstáculos regulatorios y decisiones políticas
El traslado de la producción a Illinois también tuvo un componente político. Las autoridades de Georgia criticaron la cancelación del proyecto original, y Rivian ha evitado hasta el momento la sindicalización de su personal, lo cual podría complicar su acceso a ciertos incentivos federales previstos en la Ley de Reducción de la Inflación (IRA).
A pesar de estos desafíos, la empresa mantiene su postura de crecimiento responsable y sustentable, distanciándose de modelos empresariales centrados en la figura del CEO. “Queremos construir una marca confiable, no un culto a la personalidad”, reiteró Scaringe.
Fundada en 2009 bajo el nombre Mainstream Motors, Rivian evolucionó desde una idea inicial de SUV deportivo hasta convertirse en un fabricante enfocado en pick-ups y utilitarios eléctricos para usuarios activos.
Su crecimiento captó la atención de Amazon, que encargó 100.000 furgonetas eléctricas, y de Ford, que invirtió 500 millones de dólares.