El objetivo de BP Pulse es consolidar su posición de liderazgo en la península ibérica aportando soluciones de carga rápida tanto para turismos como para flotas de vehículos pesados y furgonetas, llegando a los 11.000 puntos de carga en 2030 (5.000 en 2025).
Es así, que para alcanzar las metas planteadas Ildefonso Boto, Southern Cluster General Manager C & P de la compañía en Europa, pone sobre la mesa una serie de puntos a responder.
“Necesitamos que haya transparencia y visibilidad sobre la disponibilidad de potencia en las distintas localizaciones. Cosas sencillas como estas ayudan mucho al planeamiento de red, y a que la toma de decisión sea más rápida y más eficiente”, apunta el ejecutivo.
En su paso por el último especial virtual de Portal Movilidad España plantea ejemplos a seguir como el de Francia.
Allí poniendo simplemente la latitud de la localización muestra si es fácil o difícil llevar la potencia necesaria a esa localización.
Asimismo, compara los plazos de ejecución de cada iniciativa en diferentes países.
Oriunda de Reino Unido, la empresa pone en comparación la manera en la que allí ya se avanza a un paso mucho más rápido, con demoras de aproximadamente 24 semanas mientras que a nivel local esto se extiende entre las 45 o un año.
“El mercado británico es mucho mayor que el español. Estamos a dos dígitos de penetración de los segmentos electrificados, pero hay que tener en cuenta que todo inicio de una manera similar a la que estamos viendo hoy a nivel local”, reconoce en este sentido Boto.
Hace siete u ocho años el despliegue de puntos de recarga estaba orientado a la carga lenta y corriente alterna, pero eso hoy genera dificultades en su operación, haciendo que los costes de mantenimiento sean hasta más altos que el propio poste de recarga.
Lo mismo sucede con otros países donde la transición está mucho más consolidada, como lo son los casos de Alemania, Francia y China.
Con esta experiencia, BP ha ejecutado una apuesta clara: potencias altas y carga ultra rápida.
Esto se traslada directamente a su planificación para España, donde las unidades consisten en cargadores de alto rendimiento.
Todos ellos son alimentados con electricidad 100% renovable, y pueden proporcionar una potencia de entre 150 kW y 300 kW.
No solo ello, sino que también son compatibles con vehículos equipados con un sistema de carga CCS o CHAdeMO, proporcionando una autonomía de hasta 160 kilómetros en tan solo 10 minutos, dependiendo del modelo de coche eléctrico.
Asimismo, Ildefonso Boto reconoce que a nivel normativa hay cosas que gustan y que no de los modelos españoles.
“A la hora de hablar de potencia instalada y no de puntos de recarga se demuestra un paso adelante que está alineado con el despliegue del resto de Europa, pero al ver las métricas que se utilizan para las estaciones de servicios no se llega a soluciones que no tienen mucho sentido”, reconoce.