En la Universidad de Concepción, el Departamento de Ingeniería Civil Eléctrica en particular abarca cuatro carreras: Ingeniería eléctrica, Ingeniería electrónica, Ingeniería en telecomunicaciones e Ingeniería biomédica. Desde las primeras tres abordan la electromovilidad.
Hasta esta unidad académica se dirigen algunas distribuidoras de energía manifestando su preocupación por el impacto que puede generar un aumento en el parque vehicular eléctrico en el corto plazo para ser asesorados por investigadores y profesionales.
“Son altas corrientes las que el sector requiere y están preocupadas por si sus líneas e infraestructura están adecuadas para soportar esa proyección de crecimiento”, cuenta a Portal Movilidad el Dr. Luis García Santander, miembro del Departamento de Ingeniería Civil Eléctrica de la Universidad de Concepción.
En esta casa de estudios se realizó un análisis proyectando el crecimiento del parque automotriz -tanto en transporte público como en privado- con proyección a veinte años.
El resultado arrojó que la red eléctrica no está preparada para soportar una conectividad de vehículos más o menos simultánea. Y un colapso en dichas redes puede significar –entre otras cosas- la interrupción del suministro.
No obstante, desde la unidad de la Universidad de Concepción aclaran que la red de capacidad está preparada para soportar un crecimiento importante, pero los cuellos de botella están en las redes de distribución a los clientes finales.
Por tanto, contó García Santander: “Se están viendo gestiones para incentivar la carga en un horario de poca demanda y “castigar” con un precio más caro la hora en la que no hay capacidad”.
Es decir, el sector académico está asesorando a las distribuidoras en la importancia de adecuar y generar incentivos a los clientes para que se distribuya o gestione la demanda a través de incentivos y penalizaciones.
“En ese caso vemos impacto positivo porque si se traslada la curva de demanda las redes se alivianan o estarán más uniformes durante las 24 horas del día”, indica el Dr. Luis García Santander.
Asimismo agrega: “Eso significa que las compañías eléctricas puede retrasar las inversiones, se optimiza el uso de la infraestructura y tiene beneficios desde el punto de vista eléctrico”.
Hoy en día hay líneas en servicio a un 40% o 50% de carga, otros tramos en 60% o 70%. Normalmente las compañías eléctricas cuando las líneas están al 75% de capacidad ponen atención y tratan de buscar una planificación para adecuar o una transferencia de carga a otra red.
Teniendo en cuenta que hay otros crecimientos por el incentivo al recambio de la matriz energética en el país, que repercuten en el mismo sistema como lo es el cambio a calefacción eléctrica, se estima que con un 10% o 15% de aumento de demanda empiezan a haber problemas importantes y cuellos de botella.
“El crecimiento proyectado es desde la compra de vehículos y del 2025 al 2027 ya existirían los primeros problemas, eso no quita que en alguna línea en particular se dé la sobrecarga antes”, estimó según sus estudios García Santander.
Para concluir destacó: “Es súper importante el rol de la academia, la responsabilidad de preparar el capital humano para trabajar con equipos multidisciplinarios y en la investigación tenemos que ir a la vanguardia y analizar las situaciones futuras para transferir la tecnología”.