Mientras que el Gobierno nacional hace hincapié en la transición energética e insiste en la adopción de nuevas tecnologías, como el hidrógeno verde, el segmento de la movilidad busca no quedarse atrás.
Portal Movilidad dialoga con Karen Peralta Ballen, directora de la ANDI-NATURGAS, sobre los esfuerzos de la cámara por acercar el transporte a hidrógeno a aquellas empresas que apuntan a descarbonizar sus vehículos de última milla.
¿Cuál es la mirada de la ANDI respecto a la transición hacia el hidrógeno en la movilidad?
Tenemos un comité nacional de descarbonización y crecimiento verde. Allí hay más de 500 empresas representadas a través de las diferentes juntas directivas y sectores.
Se identificó que uno de los grandes desafíos que tienen las compañías es la reducción de emisiones en el transporte. Ahí se identificó una oportunidad muy grande.
¿Cuentan con un plan en concreto para facilitar el cambio de tecnología?
Se está llevando adelante un grupo de trabajo para encontrar soluciones alrededor del transporte sostenible a estas empresas.
Hay un gran mercado vinculado al hidrógeno con estas firmas que necesitan descarbonizar su operación de transporte.
La idea es, junto a firmas de otros sectores, unir la oferta con la demanda.
¿Qué opciones están barajando?
También estamos trabajando en la reconversión de vehículos de carga que funcionan con diésel o gasolina en celdas de combustible.
Se está haciendo un análisis de costo. Se dice que si en el 80% del costo del vehículo se puede hacer una inversión menor en el cambio de tecnología, puede haber una oportunidad.
Estamos identificando cuáles son las empresas que tienen estas problemáticas y cuáles soluciones se pueden dar vinculadas al hidrógeno.
¿En cuánto tiempo creen podrán llevar adelante este proceso?
Estamos viendo estas respuestas para el mediano plazo porque una primera fase es que se logren entender las diferentes tecnologías que hay disponibles.
La siguiente implica que los proveedores del servicio de transporte las entiendan porque en general los vehículos no son propiedad de las empresas. En general, se contratan transportistas.
Luego, se evalúa qué mecanismos de transición podría haber para la reconversión tecnológica.
Es un paso a paso, queremos llegar a 2030 con las metas cumplidas y una forma de hacerlo es a través del transporte de carga.
¿Qué dificultades han identificado para esta transición?
El primer obstáculo ha sido el costo del hidrógeno pues aún no alcanza a ser competitivo frente a otras alternativas.
Hemos visto que puede ayudar a reducir esto la disponibilidad de tecnología para producir el hidrógeno, solo que todavía la tecnología existente es costosa.
También se debe trabajar en una electricidad, basada en energías renovables, más barata.
Además, los vehículos propulsados por hidrógeno deben acortar sus precios. También, los segmentos, como el del transporte de carga, son muy sensibles a la variación del costo del combustible, el cual impacta directamente en la vida del ciudadano.
¿Se puede pensar en una ayuda por parte del Gobierno para resolver esto?
Serían importante fondos no reembolsables que permitan a los proyectos arrancar, así como también avanzar desde el punto de vista de la regulación.
Los proyectos de hidrógeno necesitan tener una celeridad para que Colombia no llegue tarde detrás de estas tecnologías.
En el caso del bus a hidrógeno de Transmilenio la participación del Fenoge fue clave.
Estamos esperando a que haya más convocatorias de este tipo para que se puedan seguir creando alianzas público privadas para sacar adelante proyectos así.