El crecimiento sostenido de la demanda de vehículos de cero y bajas emisiones se ha comenzado a consolidar en los últimos años, generando un nuevo problema que urge de soluciones.
Esto se trata del reciclaje y la generación de una segunda vida de las baterías de los coches eléctricos.
“Aquí mismo en España no hay plantas de reciclaje. Por lo cual debemos mandarlas afuera, en contenedores específicos, lo que significa entre tres o dieciséis mil euros solo para transportarlas”, apunta en este sentido Gonzalo Torralbo, Secretario de Fundación ECOPILAS.
La recogida de baterías de alto voltaje supone un reto importante dado su riesgo potencial de explosión, lo que pone sobre la mesa necesidad de establecer ciertas prevenciones.
Las mismas no solo para el acondicionamiento, para su reciclaje, sino también en su almacenamiento como en el transporte.
Ante las alarmantes cifras que conlleva el proceso y los desafíos que implican, el especialista sugiere que “sería interesante contar con estas soluciones a nivel nacional”.
En este sentido, propone que una de las claves para pensar este tipo de acciones es tener en cuenta que es mucho más simple realizar acuerdos directos con las automotrices porque conocen la información relativa de las unidades que comercializan.
El coste de toda esta gestión es relevante, y una realidad que se pone sobre la mesa es que el encargado de financiarlo son los mismos fabricantes.
“Por tanto, deben disponer de estos sistemas colectivos para poder ir al desguace de turno y tratar adecuadamente los desechos de los vehículos que ellos mismos comercializan”, sostiene en este punto.
“La cantidad de baterías que se desechan año a año se multiplica de manera exponencial”, anuncia Torralbo.
Según detalla, en 2020, el reciclaje de baterías de coches eléctricos aumentó en un 136%, un porcentaje que se podría haber duplicado en 2021 a la espera del cierre de los datos oficiales.
A la par de esto y a nivel global, un estudio de Greenpeace señala que un total de 12,85 millones de toneladas de baterías de coches eléctricos llegarán al final de su vida útil entre 2021 y 2030.
Esto conlleva a que los materiales que la conforman, ya sea cobalto, litio, y níquel, están prontos a generar residuos.
Asimismo, se producirán 10,35 millones de toneladas de nuevos materiales para fabricar baterías, otro impacto contundente en el medio.
¿Cuáles son las respuestas a este problema?
Ante este contexto, diferentes empresas han comenzado a desplegar planes para paliar la situación, Endesa, Tesla e Iberdrola son algunos de ellos.
Un ejemplo concreto es el proyecto de segunda vida de las baterías en la central eléctrica Endesa Genset en Melilla, España.
Desde Endesa han construido estaciones que cuentan con paquetes de fuentes de energía de EV de segunda vida, integrando tecnologías de almacenamiento de respuesta rápida en la planta para responder a los desbalances de energía.
El uso de estas estaciones incrementó la confiabilidad del sistema y podría, potencialmente, disminuir o evitar las situaciones de pérdida de carga y apagones.
Un resultado directo del proyecto es el desarrollo de estándares técnicos que definen protocolos de prueba y pautas de integración del sistema para garantizar operaciones seguras.
Mientras tanto, desde la firma dirigida por Elon Musk se están promoviendo proyectos para poder reciclar un alto porcentaje de sus baterías, permitiendo recuperar de 1.000 kWh un total de 921 kWh.
Esta iniciativa se está trabajando a través de un proceso de separación física y purificación.
En este sentido, desde la empresa han develado que intentarán recuperar alrededor del 92% de los materiales de las celdas de batería con sus propias tecnologías.
De la mano de Iberdrola y BeePlanet llegan a España los primeros cargadores de coches eléctricos propulsados por baterías de segunda mano que ya han alcanzado el fin de su vida útil.
Los puntos de recarga ya se encuentran ubicados en el kilómetro 175 de la autovía A3 que une Madrid y Valencia.
Cuentan con cuatro puntos de carga simultáneos, una potencia de 100 kW y una capacidad de 2500 kW/h. Además, han detallado que cada vehículo podrá cargarse hasta por dos horas a máxima potencia.
En caso de que la batería de los cargadores se agote, el servicio de carga prestará potencia de la disponible en la red.