Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente de México, declaró que en comunicaciones con Elon Musk, CEO de Tesla, se consideró la inversión del gigante empresarial para la producción de baterías en México.
Sin embargo, el presidente admite que el país se encuentra en una desventaja en relación a las condiciones para la inversión en industrias limpias que ofrece el gobierno de los Estados Unidos.
Este otorga un subsidio a fondo perdido del 50% de la inversión como estímulo a las industrias que generen bajo carbono. Entre ellas, las que producen vehículos eléctricos, baterías y semiconductores.
En ese sentido, AMLO advirtió a Musk sus condiciones y puso sobre la mesa lo que el país puede ofrecerle a Tesla.
“Nosotros no vamos a dar el 50%. No podríamos y no va de acuerdo a nuestras políticas. Pero tenemos cosas muy buenas como la calidad de la fuerza de trabajo. Los trabajadores mexicanos son de lo mejor. Él respondió que son trabajadores muy buenos. Eso es reconocido”, manifestó López Obrador.
Y amplía: “Son ventajas comparativas. Nosotros tenemos recursos naturales, electricidad, agua y lo más importante: fuerza de trabajo capacitada. Tenemos otra ventaja, el promedio de edad en México es de 29 años, tenemos mano de obra joven”.
Por un lado, la puesta en marcha de la producción de energías renovables que impulsa el oficialismo (tanto AMLO como Alfonso Durazo en la gobernación de Sonora) apunta a captar las inversiones de empresas que cuentan con objetivos ambientales y de reducción de emisión de carbono.
Por otro lado, los recursos naturales son diversos, aunque en materia de producción de baterías se cuenta con el insumo clave: el litio. El interés de Musk por la producción de baterías podría implicar el aporte tecnológico necesario para la extracción del mineral, meta que la empresa estatal Litio Mx no puede hacer sola.
A su vez, la inversión en litio por parte de privados implica el asentamiento de la cadena de valor de las automotrices en Sonora, donde se sitúa el yacimiento mexicano.
Cabe aclarar que la producción de este insumo sustituiría la importación del mismo, el cual actualmente cuesta con impuestos, según privados, “altísimos” y su purificación también resulta un obstáculo para la producción de baterías.
En relación a la mano de obra, el mandatario advierte que en Europa cuentan con un “problema” vinculado al promedio alto de edad en su población y supone que esto representa una ventaja para el país azteca.
Cabe recordar que la primera negociación junto con Musk tuvo como objetivo la instalación de la planta Giga Mx en Monterrey. La misma recibirá proveeduría de baterías desde Austin, Texas, donde yace una planta propia de la autoparte.
Sin embargo, el gobierno mexicano tiene la pretensión de relocalizar las industrias para acortar la cadena de valor y dilatar la producción mexicana. Los semiconductores y las baterías están dentro de las cinco industrias que deben comenzar este proceso.
Cumpliendo esta estrategia, el país podría abastecer a la planta de vehículos eléctricos Tesla más grande del mundo ubicada en Santa Catarina. Vale recordar que su volumen anual de producción es de un millón de unidades.
Esta última cifra representa un 30% de las exportaciones del país, que se ubica, según la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz, en el séptimo lugar global como productor de vehículos.
Estos coches se exportarán a Europa y Latinoamérica y serán modelos compactos y accesibles al público con un precio de aproximadamente USD 25.000.