Las nuevas son que México mantendrá a China en la distancia al negarse a ofrecerle incentivos como terrenos públicos de bajo costo o recortes de impuestos para la inversión en la producción de vehículos eléctricos.
Pero, ¿Qué significa esta nueva medida?
Sin dudas, las automotrices chinas están pisando cada vez más fuerte el acelerador con el objetivo de liderar el mercado de la electromovilidad.
El gigante de vehículos eléctricos BYD aumentó un 62% sus ventas en 2023. Incluso durante el último trimestre de 2023 superó a Tesla con 526.400 contra 484.500 automóviles eléctricos vendidos.
La presencia de China en el mercado eMobility europeo es notoria, de hecho en febrero de este año uno de cada cinco coches eléctricos matriculados fue fabricado en territorio oriental.
Como resultado, las automotrices tienen entre manos la instalación de plantas a lo largo y ancho del «viejo continente».
El panorama se replica en Latinoamérica, donde los chinos ven una oportunidad para dar el salto y establecer producción propia.
En este contexto, México ocupa un papel clave, ya que además de ser considerado un mercado estratégico en cuanto a ventas, también en materia de producción por su mano de obra calificada.
Aquí otro factor importante a tener en cuenta es su posición geográfica y los tratados de libre comercio, de manera que podría ser la puerta de entrada a terreno estadounidense.
Alrededor de 20 fabricantes chinos venden automóviles en México, pero ninguno cuenta con una planta en el país.
Aunque eso está pronto a resolverse ya que marcas como BYD, Grupo Chery y Great Wall Motors se encuentran en suelo mexicano definiendo ubicaciones para la instalación de sus fábricas.
Mientras tanto, JAC ampliará su planta de producción de Hidalgo con el propósito de operar siete líneas de ensamble, y así, adelantarse a la demanda con la presencia de coches y camiones eléctricos.
Sin embargo, la nueva medida que determinó el Gobierno de México bajo presión de Estados Unidos, le pone palos en la rueda al despliegue que planea China en su incursión del mercado automotriz americano.
Recientemente, el senador Sherrod Brown dijo que «los vehículos eléctricos chinos son una amenaza existencial para la industria automovilística estadounidense» y pidió a Joe Biden que detenga la importación de vehículos electrificados chinos.
Este “tire y afloje” entre ambas potencias económicas está generando revuelo en la industria automotriz.
Ahora bien, ¿Es posible que Estados Unidos alcance la revolución de la electromovilidad excluyendo a China? ¿Estas prioridades políticas ponen en peligro las metas climáticas? ¿Quién ganará la carrera?
Si bien son algunas de las incógnitas que surgen a partir de esta disputa, Mobility Portal Latinoamérica intentará responderlas.
En primer lugar, cabe destacar que en 2020 entró en vigor el T-MEC, un acuerdo entre México, Estados Unidos y Canadá que reversiona el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN) que transformó las economías de los tres países con la eliminación de los aranceles a las exportaciones.
El T-Mec tiene ciertos requisitos comerciales que apuntan a frenar la influencia de China.
Por otro lado, la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) traza la hoja de ruta sostenible de Estados Unidos a 2030.
Allí, reglas relativas a las “entidades extranjeras de preocupación” prohíben negocios con el país oriental para excluirlo de la cadena de suministro de baterías y vehículos eléctricos.
La IRA brinda un crédito fiscal de hasta 7.500 dólares por la compra de un vehículo eléctrico que se divide en dos partes.
Un crédito por 3.750 dólares si el automóvil coincide con los requisitos de minerales críticos y otro por el mismo valor si también cumple con las condiciones de componentes en las baterías.
No caben dudas de que China va a la cabeza en la capacidad mundial de producción de baterías de iones de litio, por lo que Norteamérica debería ponerse en marcha en busca de alternativas para aliarse, aunque no es tarea sencilla.
El CEO de Ford, Jim Farley, decía en 2023 que las compañías automotrices chinas son los mayores rivales de Blue Oval en el mercado de vehículos eléctricos, y no GM o Toyota.
Dicho esto, Farley citaba a BYD, Geely, Great Wall, Changan y SAIC como los «ganadores» entre las fabricantes de automóviles chinas y que para vencerlos, Ford necesita costos más bajos.
Trump «inquieta» a la industria eMobility mundial
La preocupación principal, en el caso de la industria eMobility, recae en la oposición republicana, liderada por un Donald Trump que califica a los vehículos eléctricos como “costosos” y de escasa autonomía.
De hecho, ha tildado de “ridículas” a aquellas iniciativas que incentivan la transición hacia la electromovilidad, y hasta comparó a su adversario Joe Biden con un coche eléctrico.
Pero más allá de las declaraciones en campaña y recurriendo a datos concretos, el recuerdo del mandato de Trump, post Barack Obama -también pro movilidad eléctrica-, tampoco entusiasma al sector. O al menos no al de la movilidad sostenible.
La retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París en 2017, la revocación de normas de seguridad para perforaciones de petróleo y la apertura escasamente limitada a favor de la explotación de recursos naturales fueron algunas de las banderas del expresidente.