En Chile, donde el mercado de vehículos eléctricos está en plena expansión, la estandarización de los conectores de carga se presenta como un desafío tanto para la industria como para las autoridades del país.
En este sentido, el esfuerzo por unificar los tipos de conectores y las normas que rigen su implementación es clave para garantizar la interoperabilidad y la accesibilidad de la infraestructura de carga.
Si bien el desarrollo de este nicho ha sido un proceso marcado por la dinámica del mercado, también contó con una intervención crucial por parte del Estado.
Según Andrés Barentin, CEO de Dhemax, en el modelo chileno las zonas con mayor demanda de infraestructura de carga se desarrollan más rápidamente, mientras que aquellas con menor densidad de población o menos poder adquisitivo presentan un desafío mayor para los desarrolladores privados.
En estos casos, Barentin sostiene ante Mobility Portal Latinoamérica: “El Estado tendría un rol de facilitador y de redistribución de infraestructura”, ayudando a viabilizar proyectos en zonas remotas donde la rentabilidad no está asegurada.

Javier Contador, de la Agencia de Sostenibilidad Energética.
La importancia de una política estatal proactiva es indiscutible.
Para Javier Contador, de la Agencia de Sostenibilidad Energética, el que Chile aún no haya adoptado un estándar para todos los conectores de carga es consecuencia de la necesidad de mantener las «puertas abiertas» a la importación de vehículos con diferentes orígenes y enchufes.
Esto es particularmente relevante, ya que el país no es productor de vehículos, y en este contexto, la flexibilidad en los estándares de carga permite mayor interoperabilidad a corto plazo.
Tendencias del mercado en conectores de carga
En la actualidad, las tendencias del mercado chileno apuntan claramente hacia el uso de dos tipos de conectores: el Tipo 2 para corriente alterna (AC) y el CCS2 para corriente continua (DC), especialmente en las estaciones de carga rápida.
Según Contador, la infraestructura instalada en el país ha priorizado estos estándares debido a la compatibilidad con los vehículos eléctricos que más se están importando, ya que que esto crea una sinergia entre los vehículos y la infraestructura disponible.

Diland Castro, del CMS de Chile.
Además, Diland Castro, líder del área de Infraestructura de Carga del Centro de Movilidad Sostenible de Chile (CMS), menciona que un hito importante fue la publicación del Pliego Técnico Normativo RIC N°15, elaborado por la Superintendencia de Electricidad y Combustibles.
Este documento establece que la infraestructura de carga rápida en Chile debe contar con al menos un conector CCS2 (Combo 2), lo que ha permitido alinear la infraestructura con los vehículos homologados en el país.
En efecto, el 87% de los conectores públicos instalados en Chile corresponden a Tipo 2 y CCS Combo 2, lo que refleja una clara tendencia del mercado hacia estos estándares.
Leer más: Tres operadores concentran el 80% de la carga pública en Chile, ¿quién ofrece tarifas más baratas?
El establecimiento de estándares también es clave para atraer inversiones en la infraestructura de carga.
Como resalta Castro, Chile ha adoptado una estrategia regulatoria que no impone exclusividad ni prohíbe tecnologías, pero sí establece estándares mínimos.
Esto proporciona a los operadores y fabricantes un marco de certidumbre que facilita la toma de decisiones de inversión.
La flexibilidad de la normativa chilena ha sido crucial para el crecimiento del mercado de vehículos eléctricos, ya que los actores involucrados no tienen que adivinar el futuro del sistema de carga.
Efectos sobre la infraestructura de carga pública
Un relevamiento publicado por la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC) refleja la actual distribución y tipo de conectores instalados a lo largo de Chile y destaca que la mayoría de los puntos de carga disponibles en el país corresponden a cargadores de corriente alterna Tipo 2 (63,31%) y corriente continua CCS2 (10,23%).
Estos datos también muestran un predominio de las estaciones de carga semi-rápidas, que componen la mayor parte de la infraestructura instalada en el país.

Fuente: Superintendencia de Energía y Combustibles (SEC) de Chile.
Como señala Barentin, esta expansión debe ir acompañada de políticas que promuevan la instalación de puntos de carga en zonas con baja demanda y en áreas remotas.
Además, la incertidumbre sobre la evolución de la tecnología y la preferencia por diversos estándares a nivel global podría complicar los esfuerzos por consolidar un único estándar para todo el país.
La tendencia se dirige hacia consolidar los conectores Tipo 2 y CCS2, pero también es probable que otras tecnologías surjan a medida que el mercado global evolucione y nuevas necesidades de carga rápida y ultrarrápida se hagan más evidentes.
La flexibilidad de la normativa chilena en cuanto a la adopción de estándares permitirá al país adaptarse a estos cambios, mientras sigue promoviendo un desarrollo sostenible.
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