En Argentina, las bicicletas eléctricas y otros vehículos unipersonales están ganando terreno. Sin embargo, junto con este crecimiento también aparecen desafíos en cuanto a la regulación y seguridad de estos productos. 

Ramiro Lino Hernández, socio gerente de Rodar Electric, advierte sobre los peligros que pueden presentarse con la falta de control en las normativas. 

“Estamos bien si se exige la norma 60.020 sobre bicicletas eléctricas, pero en la actualidad esto no siempre ocurre, y ahí es donde la situación se vuelve problemática”, señala el experto, haciendo referencia a las regulaciones que deberían aplicarse para garantizar la seguridad en el uso de vehículos eléctricos.

En este marco, desliza que si bien el litio es “riesgoso”, si se respetan las normas no habría inconvenientes.

“El problema surge cuando se usan cargadores o componentes de baja calidad que no cumplen con las especificaciones, y ahí el riesgo es enorme”, explica Hernández. 

Cabe mencionar que hace tan solo unos días, el Gobierno derogó los reglamentos técnicos de bicicletas y de cámaras y cubiertas para favorecer la importación y generar más competencia en el mercado interno. Pero, ¿qué implica esta decisión?

Para el especialista en vehículos unipersonales, la nueva medida que elimina la necesidad de certificación internacional “es peligrosa”. 

“Nos estamos exponiendo a que ingresen productos que ponen en riesgo tanto al usuario como a la reputación de todo el sector eléctrico”, advierte el empresario.

Lo cierto es que en Argentina, no todas las empresas están homologadas y venden productos eléctricos con certificación. 

Aquí, Hernandez sostiene: “Hoy, cualquiera puede comercializar lo que quiera, sin control efectivo. Esa falta de vigilancia puede afectar seriamente el crecimiento del mercado si empiezan a aparecer accidentes que podrían haberse evitado”.

La batalla por la calidad

Desde sus inicios en 2013, Rodar Electric tuvo que sortear obstáculos técnicos, económicos y regulatorios. Sus productos incluyen bicicletas eléctricas, scooters y kits de conversión para bicicletas tradicionales. 

Uno de los modelos de Rodar Electric.

Otro de los productos innovadores que destacan es el dispositivo para sillas de ruedas eléctricas, pensado para mejorar la autonomía y la calidad de vida de las personas con movilidad reducida. 

“Cuando le das a alguien la posibilidad de moverse por su cuenta, le estás cambiando la vida”, asegura el experto, quien recuerda con orgullo los primeros dispositivos de este tipo que importaron al país.

La firma trabaja con baterías de 36 y 48 volts que permiten una autonomía de hasta 30 kilómetros por carga.

“La carga completa tarda unas cinco horas, pero es fundamental que se respeten los tiempos de carga. Hay opciones para acelerarla, pero eso deteriora la batería más rápido”, explica Hernández.

La importancia de la infraestructura y la educación

Para el empresario, además de la regulación, es clave que el Estado impulse mejoras en infraestructura y que los consumidores tomen conciencia sobre la importancia de exigir productos seguros. 

“El cliente también tiene que aprender a pedir certificación porque el riesgo no es solo físico, también es reputacional. Si mañana se prende fuego un vehículo eléctrico por un mal uso o un mal componente, la gente le va a tener miedo a la tecnología, y eso va a ser un retroceso”, enfatiza.

Rodar Electric y otros mercados

Pese a los obstáculos, Rodar Electric no deja de pensar en el futuro. Ya tuvieron experiencias en mercados como México y Brasil, pero buscan tener mayor “espalda” para el despliegue. 

«Si logramos consolidar nuestras bases en Argentina y nos apoyamos en normativas más estrictas y controles adecuados, el mercado va a crecer de manera más segura y sustentable», concluye.

Mientras tanto, la compañía sigue apostando al desarrollo de productos innovadores, adaptándose a las nuevas exigencias de un público que, cada vez más, busca alternativas de movilidad que sean tanto eficientes como seguras.