Latinoamérica se encuentra en una encrucijada estratégica entre los gigantes de oriente y occidente. La región, rica en recursos críticos para la transición energética tiene una posición privilegiada pero enfrenta desafíos económicos y geopolíticos que definirán su futuro.

Así lo advirtió Andrés Rebolledo, presidente de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), quien instó en entrevista con Mobility Portal Latinoamérica a los países latinoamericanos a actuar con pragmatismo para defender sus intereses regionales frente a las presiones de Estados Unidos y China.

Rebolledo enfatiza que el auge de la electromovilidad en la región está enmarcado en un panorama global caracterizado por tensiones geopolíticas.

«América Latina es estratégica porque tenemos una tremenda riqueza en materia renovable. Esto nos permite dar saltos en desarrollo energético, pero también nos coloca en el centro de una guerra económica entre Estados Unidos y China», afirma.

Según el experto, esta situación demanda decisiones independientes, basadas en intereses nacionales y regulaciones propias, sin caer en alineamientos que puedan comprometer la soberanía.

Andrés Rebolledo, presidente de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE)

Los desafíos para la electromovilidad en Latinoamérica

El crecimiento de la electromovilidad en América Latina ha sido notable en los últimos años. Entre 2020 y 2024, la incorporación de vehículos eléctricos, estaciones de carga y flotas corporativas ha alcanzado cifras récord.

«En el primer semestre, alcanzamos 250.000 vehículos livianos eléctricos, 5.000 buses cero emisiones y casi 5.000 estaciones de carga. Un crecimiento 14 veces mayor en cuatro años«, detalla Rebolledo.

Sin embargo, advierte que la penetración de la movilidad eléctrica sigue siendo marginal en comparación con líderes como China y Europa. «A pesar de los avances, todavía estamos en una etapa inicial. El sector transporte tiene una dependencia significativa de los combustibles fósiles y el consumo eléctrico vinculado a la movilidad es pequeño», asegura.

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Entre los obstáculos que los países deben superar, Rebolledo identifica varios factores críticos. «Lo más relevante es la reducción de la inversión inicial. Si bien un vehículo eléctrico resulta más rentable a largo plazo, el costo de entrada sigue siendo elevado, similar a lo que ocurrió con los paneles solares», explica.

Para abordar esta barrera, propone políticas públicas como subsidios directos o exoneraciones fiscales que incentiven la adquisición de vehículos eléctricos.

Otro desafío importante es la infraestructura de carga. «En las ciudades, el desarrollo ha sido considerable, pero en los corredores interurbanos todavía se requiere un esfuerzo significativo», menciona.

Asimismo, señala la necesidad de armonizar las regulaciones sobre estaciones de carga entre los países de la región, destacando que la estandarización será clave para fomentar la adopción masiva de esta tecnología.

Un tercer escollo radica en la formación de técnicos y profesionales especializados. «El crecimiento de la electromovilidad exige un cambio masivo en la capacitación técnica. Aunque hay avances, aún falta integrar esta tecnología en los sistemas educativos de manera generalizada», advierte Rebolledo.

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El impacto de los precios del petróleo en la movilidad eléctrica

«El impacto en la movilidad eléctrica dependerá de la estabilidad y tendencia a largo plazo de los precios del petróleo. Si las fluctuaciones son cíclicas, no tendrán un efecto significativo», señala el economista chileno a este medio. Un tema recurrente en el debate sobre la electromovilidad es la influencia de los precios internacionales del petróleo. La correlación entre ambos es más compleja de lo que parece.

El referente energético también destaca que la incertidumbre geopolítica, como el reciente anuncio de Estados Unidos sobre nuevas políticas energéticas, añade un grado de imprevisibilidad al mercado.

«Los precios del petróleo son cíclicos y su impacto en la electromovilidad estará determinado por factores más estructurales, como políticas regulatorias, avances tecnológicos y modelos de negocio», sostiene, tras ser consultado sobre las posibles implicancias de la suba del 10% del BRENT de petróleo en el último mes en el mercado eMobility.

No obstante, Rebolledo descarta un panorama pesimista. «Incluso con incentivos a la explotación petrolera, los créditos fiscales para energías renovables no desaparecerán. Ambos modelos de oferta convivirán, y los renovables seguirán siendo competitivos por su alta tasa de retorno», afirma.

 

Un crecimiento sostenido y estratégico

A pesar de los desafíos, Rebolledo se muestra optimista sobre el futuro de la electromovilidad en América Latina. Países como Costa Rica, en vehículos livianos; Chile, en transporte público; y Colombia, con un crecimiento notable en ambos sectores, han liderado la transformación. Además, Brasil ha comenzado a posicionarse como un actor clave en la fabricación regional.

Este crecimiento está impulsado no solo por políticas nacionales, sino también por el compromiso del sector privado. «El mundo corporativo ha dado un salto importante, especialmente las flotas empresariales y las PyMES que adoptan vehículos eléctricos por su menor costo operativo», señala.

Para consolidar este desarrollo, Rebolledo insiste en la importancia de las políticas públicas a largo plazo, así como en el aprovechamiento de los recursos naturales. 

«Debemos ser pragmáticos y asegurar que las inversiones extranjeras cumplan nuestras regulaciones nacionales, defendiendo los intereses de la región», concluye.