La COP29, la 29ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, dio inicio este lunes 11 de noviembre en Bakú, Azerbaiyán, y se extenderá hasta el 22 de noviembre.
Esta conferencia reúne a líderes mundiales, negociadores y diversos actores para abordar la crisis climática y promover acciones concretas. Uno de los temas centrales en esta edición sin dudas es la financiación climática, esencial para la transición hacia economías bajas en carbono.
Mientras se espera que los países acuerden un nuevo objetivo global de financiación climática, superando el anterior compromiso global de 100.000 millones de dólares anuales, la región más rezagada en este aspecto, América Latina, buscará nuevas inversiones que colaboren en su implantación y consolidación.
Esto nuevos objetivos son cruciales para movilizar los recursos necesarios que permitan a las naciones, especialmente los países en desarrollo, implementar tecnologías limpias y soluciones sostenibles.
Electromovilidad en América Latina avanza, pero aún falta
En el contexto de América Latina, la electromovilidad ha ganado relevancia como estrategia para reducir emisiones en el sector transporte. Según la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), la región requerirá una inversión de aproximadamente 10.000 millones de dólares en energías renovables para 2030, con el fin de impulsar la movilidad eléctrica.
Se proyecta que, para ese año, Latinoamérica y el Caribe podrían representar el 4% de las ventas anuales de vehículos eléctricos a nivel mundial, alcanzando un parque vehicular de hasta 20 millones de unidades en un escenario optimista.
Además, la región ha experimentado un crecimiento significativo en la adopción de vehículos eléctricos. En el primer semestre de 2024, circulaban 249.079 vehículos eléctricos livianos y más de 5.000 autobuses eléctricos en América Latina.
Este avance destaca la necesidad de desarrollar una infraestructura de carga adecuada y de implementar políticas públicas que incentiven la transición hacia la electromovilidad.
Por citar un ejemplo de la región, la nueva meta climática de Brasil en el Acuerdo de París será entregada ahora a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) por el vicepresidente de la República, Geraldo Alckmin, jefe de la delegación brasileña en la COP29.
La segunda Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) de Brasil establece el compromiso del país de reducir sus emisiones netas de gases de efecto invernadero entre un 59% y un 67% en 2035, en comparación con los niveles de 2005. Esto equivale, en términos absolutos, a una reducción de emisiones que alcanzará entre 2005 y 2010. 850 millones y 1.050 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente en 2035.
La CMNUCC (Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) es un tratado multilateral adoptado en 1992, poco después del primer informe de evaluación del Grupo de Expertos Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) en 1990, para estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero «a un nivel que impida interferencias antropogénicas peligrosas (provocadas por el hombre) en el sistema climático».
Objetivos y recorridos hacia la transición energética
Según el Informe sobre la Brecha de Emisiones de la ONU, para el sector público, los factores para crear un entorno propicio incluyen la creación de fondos y facilidades de financiación, la planificación fiscal climática y el etiquetado presupuestario climático, la integración en la planificación del desarrollo nacional y los marcos de gasto a mediano plazo.
Estos factores podrían respaldarse con las reformas que se han estado proponiendo a las instituciones financieras internacionales y los bancos multilaterales de desarrollo.
Los factores propicios del sector privado incluyen nuevos enfoques e instrumentos que tratan de reducir el riesgo de la financiación del sector privado mediante la financiación pública (financiación mixta). Todo ello puede respaldarse con plataformas y aceleradores de la adaptación climática.
El informe contiene evidencia que confirma la necesidad urgente de fortalecer significativamente la adaptación climática durante esta década para hacer frente a los impactos crecientes del cambio climático, uno de los temas capitales a tratar en la COP29.
Desde su entrada en vigor en 1994, la CMNUCC ha servido de base para las negociaciones internacionales sobre el clima, incluyendo acuerdos históricos como el Protocolo de Kioto (1997) y el Acuerdo de París (2015). En la actualidad son 198 las Partes en la Convención.
La primera Conferencia de las Partes (COP) se celebró en Berlín (Alemania) en 1995. Actualmente, este evento mundial representa una oportunidad para que los países latinoamericanos fortalezcan sus compromisos en materia de movilidad sostenible, accedan a financiamiento internacional y colaboren en la creación de marcos regulatorios que faciliten la adopción de tecnologías de cero emisiones en el sector transporte.