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viernes 29 de noviembre de 2024
FES Chile 2024. Latinoamérica apuesta por un 70% de renovable al 2030: la visión de Rebolledo de OLADE
En el marco del FES Chile 2024, Andrés Rebolledo, Director Ejecutivo de OLADE, destacó el crecimiento del 30% en capacidad solar y eólica en 2024 y el compromiso regional con un 70% de renovables al 2030. La diversidad tecnológica y los intereses de cada país plantean retos, pero la integración energética avanza.
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En el segundo día de FES Chile 2024, evento organizado por Future Energy Summit, Andrés Rebolledo, Director Ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), expuso los desafíos y oportunidades de la transición energética en América Latina. Durante un desayuno con empresarios del sector renovable, Rebolledo subrayó que la región no solo tiene metas ambiciosas, sino que también afronta un panorama energético diverso que exige coordinación y cooperación regional.

«América Latina se está transformando hacia un modelo sustentable, y lo está haciendo de manera clara», afirmó Rebolledo. Este proceso, sin embargo, se enfrenta a caminos distintos según las realidades de cada país y a una matriz energética multienergética que incluye gas natural, biocombustibles, solar, eólica e hidrógeno verde.

Metas renovables y compromisos regionales: ¿qué se está logrando?

Una de las principales metas regionales destacadas por Rebolledo es el compromiso de alcanzar un 70% de energía renovable al 2030. Aunque no vinculante, esta declaración refleja un consenso entre los países miembros de OLADE, con avances significativos. Rebolledo asegura: «Lo vamos a alcanzar con creces«. Además, celebró el crecimiento del 30% en capacidad solar y eólica en 2024, señalando que América Latina sigue ampliando su liderazgo global en energías renovables.

Otro compromiso clave es la decisión de no construir nuevas plantas de carbón en la región, una declaración firmada por 21 de los 27 países miembros. «Estas decisiones reflejan la transformación del sector energético hacia un enfoque más sostenible, aunque no todos los países están en el mismo punto», explicó.

En cuanto a la reducción de emisiones, Rebolledo destacó la creación del Observatorio de Metano, un instrumento clave para impulsar la producción de gas natural de baja emisión, un recurso estratégico para varios países. «Esta decisión vinculante es un ejemplo de cómo trabajamos para combinar sostenibilidad con las necesidades energéticas de la región», manifestó.

OLADE: el eje integrador del sector energético regional

Conformada por 27 países, OLADE actúa como un puente entre las naciones de América Latina y el Caribe. Gobernada por los Ministerios de Energía, su misión es clara: apoyar a los países en la formulación de políticas públicas energéticas, fomentar la integración energética y promover la cooperación entre los Estados.

Rebolledo destacó que el papel de OLADE no solo se limita a la gobernanza: «Producimos estudios, brindamos capacitación y fomentamos la cooperación sur-sur para fortalecer las capacidades energéticas de la región«. En 2024, la organización ha priorizado la creación de espacios como el Consejo Empresarial de Energía, que conecta al sector público con el privado, y su participación en foros globales como IRENA.

«Es crucial que OLADE esté presente en los debates mundiales y lleve la voz de América Latina al escenario global. Este año hemos dialogado con actores de la energía atómica y de tecnologías emergentes como el hidrógeno», señaló Rebolledo.

La diversidad energética: fortaleza y desafío

La región se caracteriza por su heterogeneidad energética. Países como Chile, Uruguay y Costa Rica lideran la transformación hacia energías renovables debido a la ausencia de hidrocarburos. En contraste, naciones como Argentina y Venezuela dependen del petróleo y el gas natural.

Rebolledo enfatizó: «Tenemos que reconocer que América Latina es súper diversa. Países como Argentina, con Vaca Muerta, tienen un rol estratégico en la integración energética basada en gas natural«. Este enfoque es vital para proyectos futuros de integración regional.

No obstante, la región también enfrenta retos, como la dependencia de hidrocarburos de alta huella. «Claramente, los hidrocarburos como el carbón tienen un camino limitado. Sin embargo, el gas natural y el petróleo todavía tendrán un rol en la transición», explicó. Esto se refleja en la creciente adopción de proyectos de captura de carbono y producción de energías híbridas.

Políticas públicas e innovación: hacia un modelo renovable

El panorama político de los Ministerios de Energía también ha evolucionado. Hoy, los cargos relacionados con electromovilidad, diálogo comunitario e hidrógeno verde son comunes en los gabinetes energéticos. Según Rebolledo: «Los ministros de energía han pasado de ser figuras técnicas a líderes políticos clave en la agenda regional«.

Esta combinación entre lo técnico y lo político es indispensable en un sector que avanza hacia tecnologías disruptivas, como la eólica offshore y los reactores nucleares modulares. «En 2030, El Salvador podría convertirse en el primer país de la región en incorporar energía atómica a pequeña escala», anticipó.

Geopolítica energética: entre Estados Unidos y China

En el contexto global, América Latina equilibra sus relaciones con Estados Unidos y China, los principales actores externos en el sector energético. Mientras EE.UU. ha rediseñado su política energética tras los cambios de gobierno, China sigue siendo un inversor constante en infraestructura y tecnología.

«China tiene un interés tremendo en nuestra región, y esto no va a cambiar, independientemente de quién gobierne en Estados Unidos«, afirmó Rebolledo. Sin embargo, subrayó la importancia de mantener una postura neutral pero activa: «Tenemos que ser independientes y pragmáticos, buscando inversiones que fortalezcan nuestra autonomía energética».

OLADE y el futuro energético

En el cierre de su intervención en FES Chile 2024, Rebolledo destacó que el objetivo de OLADE es consolidarse como el principal articulador de la transición energética en América Latina. Para ello, priorizan el diálogo con el sector privado, la generación de estudios técnicos y la promoción de políticas inclusivas.

«Nuestra región tiene la capacidad de liderar la transición energética global, pero necesitamos talento, cooperación y visión compartida«, concluyó Rebolledo, dejando un mensaje de optimismo ante empresarios y líderes del sector renovable.

 

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