En Latinoamérica, la movilidad eléctrica aún tiene mucho camino por delante. Argentina, por ejemplo, cuenta con varias empresas que, de a poco, intentan incorporar en el país a los vehículos eléctricos y van comprendiendo los retos que conllevan.
Tal es el caso de Chargeboxnet, una red de carga que tiene instalados más de 30 puntos y una proyección de 500 para los próximos dos años. Como partner de la empresa EVBox, también proveen cargadores para flotas y empresas.
Con varios años de experiencia en infraestructura de carga, Nicolás Nervi, co founder de Chargeboxnet, asegura que una estandarización de cargadores podría dar mayor certidumbre a la hora de invertir. No obstante, para él es necesario, al momento de tomar medidas de homologación, que se contemple el origen de la diversidad de cargadores.
“Pretendemos que se tenga en cuenta que nosotros traemos vehículos de Europa o Estados Unidos, porque nosotros planteamos poner una red y queremos que los estándares sean amigables”, señala Nervi, y agrega: “Para esto, nos imaginamos cargadores que tengan una ficha hembra, donde cada usuario pueda poner su cable y enchufe su auto. De esta manera, seríamos un poco más versátiles, optimizando la inversión”.
Para Nervi, es necesario que haya un acuerdo en la multiplicidad para que todo funcione. “Antes de profundizar en cómo crear normas, tiene que haber un esquema comercial que sea justo para el usuario”.
Asimismo, para llegar a este punto, la adaptabilidad es necesaria. “Tener cargadores que se puedan cargar entre sí y poder cargar en todas las redes creo que es clave”, explica Nervi, quien indica también que “es importante tener cargadores que estén aprobados a futuro. Es una inversión que vamos a recuperar en muchos años”.
Respecto a cómo diseñar los puntos de carga rápida en el país, Nervi menciona cuatro focos primordiales. El primero se trata de la capacidad eléctrica que debe tener el espacio; en segundo lugar, afirma que la ubicación debe ser estratégica en relación al tipo de vehículo y a los kilómetros que realizan; en tercer lugar, la tecnología tiene que ser acorde a los vehículos; y por último, asegura que es necesario pensar en el servicio de los puntos de carga, entendiendo a esta actividad como una experiencia más del usuario.
Finalmente, la información y comunicación entre las distintas redes de energía debe fluir apuntando hacia un mismo objetivo: un usuario complacido. “Tenemos que comunicarnos todas las redes para crear una buena experiencia para que los usuarios de autos eléctricos tengan una buena experiencia”, cierra Nervi.
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