La infraestructura de carga en Colombia enfrenta uno de sus mayores desafíos: garantizar una cobertura eficiente y accesible para acelerar la transición hacia la movilidad eléctrica.
Para responder a esta necesidad, el Plan Nacional de Infraestructura de Carga promueve el concepto de carga compartida, un modelo inspirado en la economía colaborativa, similar al de plataformas como Airbnb, que permitiría maximizar el uso de estaciones privadas al integrarlas en un esquema de acceso controlado para usuarios externos.
Con esta estrategia, el país busca optimizar las inversiones en infraestructura existente, reduciendo costos y acelerando el despliegue de cargadores sin necesidad de grandes desembolsos iniciales.
A continuación, tres escenarios en los que esta modalidad podría consolidarse como una alternativa viable en el mercado colombiano.
¿Cómo funcionaría la carga compartida en Colombia?
1. Infraestructura privada con acceso público en ciertos horarios
Las empresas que poseen tanto flotas eléctricas como infraestructura de carga podrían beneficiarse de este modelo al permitir el acceso de usuarios externos en horarios de baja demanda. De este modo, la infraestructura se aprovecha de manera más eficiente, generando ingresos adicionales y reduciendo el tiempo de retorno de la inversión.
Este esquema no solo facilita la amortización de costos operativos, sino que también contribuye a la expansión del ecosistema de recarga, permitiendo que más conductores de vehículos eléctricos tengan acceso a puntos de carga sin depender exclusivamente de nuevas estaciones públicas.
2. Empresas con flota eléctrica, pero sin infraestructura de carga propia
Para aquellas compañías que han adoptado la movilidad eléctrica pero no cuentan con estaciones de carga propias, la estrategia de carga compartida representa una solución eficiente. En este caso, la empresa accede a infraestructura de terceros, reservando horarios específicos en estaciones privadas.
Este modelo minimiza la inversión inicial y reduce la carga financiera de la electrificación de flotas. Además, al incrementar la demanda de carga en estaciones existentes, se genera un círculo virtuoso que incentiva la construcción de más puntos de recarga, fortaleciendo el ecosistema de electromovilidad en el país.
3. Acceso a estaciones de carga mediante plataformas de reserva
Una de las propuestas más innovadoras en este esquema es la implementación de plataformas digitales de reserva, que permitirían a los usuarios programar su carga con antelación y garantizar disponibilidad en estaciones compartidas.
La integración de protocolos de identificación de vehículos y medición de consumo independiente facilitaría la administración de los puntos de carga, asegurando transparencia y eficiencia en su uso. Además, ofrecer tarifas preferenciales a los usuarios recurrentes o aquellos que participen en acuerdos de convenio fortalecería la adopción de este modelo.
A pesar de la flexibilidad que otorga esta solución, es clave que la infraestructura mantenga su carácter público, asegurando que los usuarios particulares sigan teniendo acceso libre a la recarga, sin barreras adicionales.
¿Cuáles son las ventajas del modelo de carga compartida?
En primer lugar, permitiría un uso más eficiente de la infraestructura existente, evitando que las estaciones de carga permanezcan inactivas por largos períodos y maximizando así la inversión en cargadores eléctricos.
Además, facilitaría el acceso a un mayor número de usuarios, permitiendo que los propietarios de vehículos eléctricos no dependan exclusivamente de la expansión de la red pública y puedan utilizar estaciones privadas en determinados horarios.
Otro de los beneficios clave de este esquema es la sostenibilidad financiera para los operadores de carga, ya que les permitiría generar ingresos adicionales mediante el acceso de terceros a sus estaciones.
Asimismo, la carga compartida otorgaría una mayor flexibilidad en la gestión de la recarga, ya que los usuarios podrían planificar y reservar sus sesiones con anticipación, reduciendo tiempos de espera y mejorando la experiencia del servicio.
Sin embargo, la implementación de este modelo también enfrenta ciertos desafíos que deben ser abordados para garantizar su éxito en el mercado colombiano.
Uno es la necesidad de establecer un marco regulatorio claro que defina las condiciones para el uso compartido de la infraestructura de carga, incluyendo normativas sobre acceso y tarifas.
También es fundamental desarrollar una gestión eficiente de la demanda para evitar la saturación de estaciones, lo que implicaría la creación de plataformas de reserva y monitoreo en tiempo real.
Finalmente, se subraya la importancia de garantizar la calidad del servicio mediante estándares que aseguren el mantenimiento y el correcto funcionamiento de las estaciones de carga compartidas.