En el marco de la Segunda Conferencia Mundial de la OMS sobre Contaminación del Aire y Salud, el presidente colombiano Gustavo Petro presentó una nueva propuesta para acelerar la transición hacia la movilidad eléctrica en el país: reemplazar buses diésel actualmente en operación en las grandes ciudades, por buses eléctricos o tranvías modernos.
La iniciativa, que será impulsada a través de un mecanismo financiero del Estado, busca descarbonizar el transporte público y reducir significativamente las emisiones contaminantes urbanas.
“Estamos buscando que, a través de una tecnología administrativa financiera, que son los Confis, podamos financiar desde el Gobierno nacional la compra de los buses diésel de las grandes ciudades de Colombia”, afirmó Petro durante su intervención el 27 de marzo.
Bogotá, primera en la lista para iniciar la transición hacia buses eléctricos
El presidente confirmó que la propuesta ya fue soializada con mandatarios locales, entre ellos Carlos Fernando Galán, alcalde de Bogotá. La capital, que actualmente opera una importante flota de coches diésel en el sistema TransMilenio, sería uno de los primeros casos piloto para implementar buses eléctricos.
“Se le propuso al alcalde que las troncales se transformen en tranvías eléctricos, o en buses eléctricos si la tecnología ya lo permite, para impulsar el resto del transporte”, agregó Petro.
Esta medida formaría parte de un plan integral para modernizar el sistema de transporte público, en una ciudad donde, según el mandatario, persiste una dependencia estructural de tecnologías contaminantes, a raíz de decisiones históricas de infraestructura como el metro elevado.
¿Por qué comprar buses diésel usados?
La estrategia del Gobierno no busca adquirir nuevos coches diésel, sino comprar los existentes a los operadores actuales, liberando así a las ciudades de contratos vigentes que limitan el recambio tecnológico y la llegada masiva de buses eléctricos.

Los buses eléctricos ya son moneda corriente en el transporte público de Bogotá.
Esta modalidad permitiría reemplazar progresivamente flotas contaminantes sin romper contratos ni generar sobrecostos administrativos, mientras se impulsa la incorporación de flotas eléctricas financiadas directamente por el Estado o bajo esquemas mixtos.
Desde el punto de vista del Ejecutivo, esta herramienta permitiría destrabar una transición que, hasta ahora, ha sido desigual entre las distintas regiones del país, y altamente condicionada por la rentabilidad de los operadores.
Petro insistió en el impacto negativo de los combustibles fósiles en la salud pública, especialmente en zonas urbanas con altos niveles de tránsito motorizado. Recordó que la contaminación del aire es uno de los principales factores de riesgo para la población colombiana.
“Treinta y cuatro personas por cada 100.000 habitantes mueren en Colombia por enfermedades relacionadas con la contaminación del aire. Es mucho más que las que mueren por asesinato, en un país con una de las tasas de homicidio más altas del mundo”, remarcó el mandatario.
Según cifras del Ministerio de Salud y organismos internacionales, las emisiones de material particulado fino (PM2.5) provenientes del parque automotor son uno de los principales causantes de enfermedades respiratorias y cardiovasculares en el país.
Comenzar a usar buses eléctricos en el transporte público puede colaborar en resolver parte del problema.
Precedentes y críticas al modelo actual
Esta no es la primera vez que el presidente se manifiesta en contra del uso extendido del diésel en el transporte público. En 2020, tras el incendio de un bus de TransMilenio en Bogotá, Petro publicó un mensaje en su cuenta de X criticando la compra de flotas contaminantes.
“El mundo no compra ya buses diésel. Este accidente puede indicar que la flota nueva solo es desecho tecnológico que las empresas que ya no pueden vender lo dejan en ciudades que caen en la trampa”, escribió entonces.
Con este nuevo plan, el Ejecutivo busca revertir esa lógica y posicionar a Colombia en la vanguardia regional de transporte público sostenible, como en otros países de la región donde ya circulan muchos buses eléctricos.
Los Confis (Consejos de Política Fiscal) son mecanismos del Ministerio de Hacienda que permiten asignar recursos públicos para proyectos estratégicos. En este caso, se plantea que puedan ser utilizados para financiar la compra de buses contaminantes en circulación, facilitando el reemplazo por unidades cero emisiones.
Esta herramienta permitiría a las ciudades no solo eliminar flotas antiguas, sino también reducir la congestión vehicular, al reorganizar la operación y mejorar la eficiencia del sistema de transporte.
“La ampliación de calles no es la solución. El sistema eléctrico puede reducir la congestión y mejorar la calidad del aire”, sostuvo Petro, al destacar que un modelo limpio también impactaría en la movilidad urbana.