En un esfuerzo por reducir su huella de carbono y operar de manera más sostenible, el Canal de Panamá está impulsando la electrificación de sus flotas. 

Sin embargo, hay un segmento clave que enfrenta un desafío considerable: la falta de pick ups eléctricas adecuadas en el mercado.

“Para nuestras operaciones, especialmente en áreas de difícil acceso y en tareas que requieren vehículos robustos, las pick ups son esenciales”, detalla José Luis Ramírez, Gerente Administrativo de mantenimiento de flotas y equipo del Canal de Panamá, en conversación con Mobility Portal Latinoamérica.

Aunque la electrificación de vehículos de pasajeros y autobuses ha avanzado, el mercado para pick ups eléctricas aún es limitado. 

Canal de Panamá

‘’Tenemos que buscar la forma de que el mercado sea lo suficientemente atractivo para que las compañías automotrices nos hagan llegar este tipo de pick ups’’, explica Ramírez.

Cabe destacar que este tipo de camionetas eléctricas no solo deben ser eficientes en términos de energía, sino también cumplir con los requisitos de carga y resistencia que las operaciones del Canal demandan. 

Según comenta Ramírez, estas unidades son equipos de trabajo que se van a meter en áreas boscosas o necesitan sacar una lancha o algo más pesado del agua por eso necesitan tener cierta capacidad los acercamientos.

Vale mencionar que este es un segmento crucial que necesita ser abordado por los fabricantes para acelerar la transición hacia una flota completamente eléctrica.

Desde el Canal reconocen que es un vehículo que proviene principalmente de Estados Unidos.

Sin embargo, Ramírez asegura: «No nos está exportando porque tienen una demanda importante en su país y la están cubriendo antes de importarlas». 

Presente y futuro de las flotas eléctricas del Canal de Panamá

La infraestructura de carga del Canal esta compuesta por 14 cargadores

Actualmente, el Canal de Panamá posee una flota de aproximadamente 875 vehículos, que incluye desde vehículos pequeños hasta camiones y vehículos utilitarios más grandes. 

De estos, 26 son vehículos eléctricos, con la expectativa de incrementar esta cifra a 46 para fin de año.

Este número ayudaría a reducir emisiones en unas 300 toneladas de CO2. 

Para poner esto en perspectiva, cada año se requieren alrededor de 46 árboles para absorber una tonelada de CO2.

Por lo tanto, al multiplicar estos esfuerzos, se evidencia la importancia de la absorción de CO2 y de considerar la parte ambiental en las operaciones del Canal. 

En consecuencia, Beatriz González, Especialista en descarbonización del Canal de Panamá, puntualiza: «Estamos trabajando junto con la IFC, parte del World Bank, en una estrategia de sostenibilidad que nos permita ser cero emisiones netas para el año 2050». 

Este compromiso incluye, no sólo las emisiones directas de sus operaciones (alcance 1 y 2), sino también las emisiones de alcance 3, que abarcan las emisiones generadas por los barcos que transitan por el canal y por los proveedores.

Por otra parte, el plan a futuro prevé la conversión gradual de 290 vehículos de combustión interna a tecnologías cero emisiones.

«Nuestro objetivo es que, en un período de seis años, estos vehículos hayan sido reemplazados, siempre y cuando haya opciones eléctricas o híbridas adecuadas disponibles en el mercado», dice Ramírez.

En cuanto a términos de adquisiciones, todos los vehículos se adquieren principalmente mediante licitaciones abiertas para asegurar la competencia y obtener la mejor relación calidad-precio. 

Ramírez indica que para el próximo año hay planes de licitar 23 vehículos eléctricos adicionales. 

«Si durante la ejecución del Programa de Inversión surge una nueva oferta en el mercado, podemos evaluar y realizar el cambio de vehículos de combustión a eléctricos», concluye.

En síntesis, el Canal de Panamá, con su compromiso hacia la sostenibilidad y sus metas ambiciosas de cero emisiones para 2050, está demostrando ser un líder en la región en la transición hacia flotas vehiculares más sostenibles. 

Sin embargo, el éxito de este esfuerzo dependerá en gran medida de la evolución del mercado de vehículos eléctricos y la disponibilidad de opciones que se ajusten a sus exigentes necesidades operativas.