Carlus Ibarluzea, Parts & Logistics Manager en ACCIONA Mobility Motosharing, fue quien se encontró con esa escena y no pudo recargar su Citroen ëC4.
Esto le ocasionó una lluvia de dudas que lo llevaron a lanzar el debate a su red de contactos de LinkedIn, de la mano de un breve posteo y la foto de lo ocurrido.
“¿Va a ser este el siguiente problema en el proceso de electrificación de este país o también de todos los demás? ¿Ya tienen alguna sugerencia los señores fabricantes de puntos de recarga para los robo del cobre de las mangueras de DC de los surtidores de carga rápida?”, consultó.
Entre las principales propuestas brindadas se destacaban las cámaras combinadas con sensores de corte, las guillotinas adaptadas o la posibilidad de que se instalen guarderías juradas las 24 horas del día.
El post lleva 34.000 impresiones y 76 comentarios de todo tipo. Se ve desde el endurecimiento de las sanciones penales a soluciones técnicas para la ocultación del cable en el interior del poste, o mallas especiales para la manguera.
Al ser consultado por Portal Movilidad España, Carlus Ibarluzea asegura que nunca había visto un suceso de este tipo, pero si otros ataques a los puntos de recargas.
Se considera un fiel a la electromovilidad y uno de los pioneros en el país. Utiliza a diario las redes públicas de Cataluña, lo cual le permite tener un panorama de cuáles son aspectos que podrían modificarse para mejorar la experiencia de los usuarios.
Por ello propone: “Para evitar estos casos de vandalismo sin generar un coste elevado que encarezca aún más los puntos de recarga, yo me centraría en la disuasión”.
“El que realiza un acto de este tipo no es un vándalo que disfruta haciendo daño y no lo vamos ni a reeducar ni a convertir en alguien razonable. Es una persona o grupo de personas dedicado a la extracción de cable de cobre de cualquier instalación pública o privada, sin importar las consecuencias”, apunta al respecto.
Pese esto, sostiene que deberían diseñarse postes de 3 metros de altura solidario al punto de recarga, con focos led antivandálicos que se activen por medio de un humilde sensor de movimiento.
Este, a la vez, puede poner en marcha la grabación de dos cámaras, una en la ubicación de los focos con visión cenital, y otra en la propia estación a la altura de la cabeza para intentar identificar a los ladrones.
Respecto a brindar seguridad a los usuarios durante las recargas, asegura que se nota una similitud con la operación de los cajeros automáticos.
Hay una exposición, pero que podría ser reducida con una buena iluminación y la colocación de botones de pánico, según plantea el especialista en motosharing.
Los usuario de la red social profesional también sumaron sus aportes al debate, por lo cual a la par de la propuesta de Carlus Ibarluzea, se obtuvieron muchas más.
“Mangueras retráctiles con autoblocante y endurecimiento de las sanciones contra el vandalismo”, comentaba Antonio José Pérez Sánchez, CEO de Mi Cargador de Coche.
Por su parte, Daniel Marín López, Técnico electromecánico especializado en vehículos eléctricos y sus componentes, explicaba que la solución podría obtenerse clocando mangueras que se recojan como las de las gasolineras.
De esta manera, las mismas quedarían en el interior de la caja con un bloqueo, donde solo se vería el conector.
Finalmente, otra de las posturas tenía que ver con que cada conductor lleve su cabe consigo.
Así comentaba Daniel Arce Escudero, Operario en EMAYA: “Asunto arreglado, de la manera más lógica”.