En un entorno marcado por la aceleración de la electromovilidad y las nuevas presiones comerciales internacionales, la industria mexicana de autopartes enfrenta desafíos estratégicos y oportunidades únicas.
En 2024, México produjo 121.693 millones de dólares en autopartes, consolidándose como uno de los pilares del T-MEC.
Actualmente, las autopartes mexicanas -que fabrican más de 2.000 fábricas en el país- están exceptuadas de los nuevos aranceles promovidos por Estados Unidos, siempre que cumplan con los requisitos de contenido regional establecidos en el tratado comercial.
Para entender el momento que vive el sector y sus perspectivas en el marco del nearshoring y la transición energética, Francisco N. González Díaz –Presidente Ejecutivo de la Industria Nacional de Autopartes, A.C. (INA)- dialoga con Mobility Portal Latinoamérica.
«Nosotros celebramos que se haya respetado el contenido regional del T-MEC en lo que refiere a autopartes. En algún momento se manejó la posibilidad de limitarlo al contenido de origen estadounidense, pero el hecho de que se mantuviera el reconocimiento pleno al tratado es clave», inicia el diálogo.
-¿Qué elementos les dan seguridad de que esa exclusión será estable?
-Hay distintos niveles de confirmación en este tipo de decisiones. Lo primero es lo que se declara públicamente, luego lo que se escribe oficialmente, después lo que aparece en la orden ejecutiva, más adelante lo que se publica en el Federal Register, y finalmente, lo que aparece registrado en CBP (la autoridad aduanera estadounidense).

La industria de autopartes es un pilar de la economía mexicana.
Una vez que eso ocurre, podemos considerar que hay una base legal sólida. Así que sí, podemos decir que en principio es una medida estable. Aunque claro, en un contexto político como el que vivimos, siempre hay que estar atentos a cualquier cambio.
-¿Qué consecuencias tendría que los aranceles se aplicaran en el futuro?
-Hicimos un estudio y lo que vimos es que, si Estados Unidos decidiera dejar de importar los cerca de 4 millones de vehículos que hoy llegan desde México, los costos de producirlos internamente serían inmensos.
Y estamos hablando de hacerlo con tecnología convencional, sin robotización ni automatización avanzada.
El impacto sería enorme en términos de empleos, proveedores, inversiones… sería muy difícil de absorber. Sin contar que muchos de los componentes seguirían viniendo de México. La cadena está demasiado integrada.
-¿Se mantiene entonces una preocupación activa desde el sector?
-Sin duda. Aunque hoy las autopartes están fuera de los aranceles, el contexto sigue siendo volátil. Las decisiones políticas y comerciales pueden cambiar rápido.
Por eso mantenemos el diálogo constante con nuestras contrapartes en Estados Unidos y con las autoridades mexicanas. La integración regional debe defenderse todos los días.
Electromovilidad y las oportunidades para autopartes mexicanas
En este contexto, resulta clave evaluar qué rol juega la industria mexicana en la electromovilidad regional, con una «sobreproducción» china de vehículos electrificados que no entran a Estados Unidos y se ven algo «frenados» por los aranceles europeos.
«México representó más del 40% de las importaciones de autopartes en EE.UU. el año pasado. Además, producimos sistemas completos, desde motores eléctricos hasta electrónica avanzada», detalla González.

La cadena de suministro automotriz está 100% integrada en Norteamérica.
Y amplía: «La electromovilidad no es solo una transición tecnológica, es una redefinición de las cadenas de valor, y ahí México ya está posicionado. Lo que viene es consolidar eso».
-¿Qué desafíos enfrenta el país para atraer más inversión en este segmento?
-El potencial es enorme, pero hay que acompañarlo con condiciones adecuadas. Hablamos de infraestructura, seguridad jurídica, formación de talento, conectividad logística.
El nearshoring está generando un efecto positivo, pero no es automático. Hay que trabajar para que esa inversión llegue y se quede. También debemos acelerar el desarrollo tecnológico propio y aumentar la capacidad de innovación.
-¿Cuáles son los mayores retos que tiene el sector de autopartes de aquí a 12 meses?
-Obviamente no nos podemos hacer menos con Trump. La problemática de la nueva administración es que mañana puede salir cualquier cosa, eso no se puede planear. Un reto que tenemos que ir planeando es el software, la electromovilidad.
En todo el mundo, el 40% del valor de un vehículo para 2030-2035 va a ser software, la conectividad. Tendremos que definir cómo se regulará el uso de ciertas frecuencias, algunas que solo se están desarrollando en China como la 6G, por ejemplo. Tenemos que ir también enfocándonos en la academia, en formar gente que pueda hacer circuitos y no que solo pueda doblar metales.
-¿Qué mensaje final le dejaría a quienes siguen la evolución del sector?
-Que no bajemos la guardia. Estamos en un momento clave. México tiene una posición privilegiada en la cadena automotriz global, pero no es garantía. Hay que defenderla, modernizarla y proyectarla hacia el futuro. Con cooperación entre empresas, asociaciones y gobierno, lo podemos lograr.