Según datos proporcionados por USAENE y el BID, hay 186 estaciones de carga en todo el territorio nacional y, aunque está reglamentado el conector Tipo 1 –sin carácter excluyente–, conviven CCS1, CCS2, CHAdeMo, GB/T, Tipo 2 y CEE.
Este fenómeno no es menor, ya que la multiplicidad de estándares impacta en la experiencia de los usuarios y en el desarrollo del mercado de electromovilidad.
Un estándar condicionado por el contexto energético
Para MubOn, empresa especializada en infraestructura de carga, la situación en Colombia responde a una combinación de factores normativos y de mercado.
“Si bien la normativa colombiana favorece el Tipo 1/CCS1, esta es únicamente una exigencia mínima en estaciones de carga públicas, lo que permite que las mismas sean complementadas con otros estándares según la demanda del mercado”, explican desde la compañía a Mobility Portal Latinoamérica.
Además, indican que la red eléctrica de Colombia, más parecida a la norteamericana (120/208V, 60Hz, complementado con 440V o 480V), fue un factor determinante en la adopción del Tipo 1.
“Inicialmente se favoreció este estándar sin considerar el crecimiento y la oferta del mercado internacional”, agregan.
Sin embargo, el desarrollo de la infraestructura de carga no se alineó con la evolución del parque vehicular eléctrico, lo que genera un ecosistema fragmentado.
Una normativa sin obligatoriedad para fabricantes
El principal obstáculo para la unificación de los conectores en Colombia radica en que la normativa solo aplica a la infraestructura de carga y no regula la importación y comercialización de vehículos eléctricos.
En entrevista con Óscar Martínez, CEO de Colombia EV, el especialista señala que el problema es legislativo, ya que no existe una obligatoriedad para los fabricantes o distribuidores en la elección de un estándar de carga específico.
“Cada distribuidor toma la decisión de qué conector vende, y a corto plazo no veo que se regule el tema. De igual manera, esta libertad ha ayudado a dinamizar el mercado, ya que hay una mayor oferta de referencias disponibles”, explica Martínez.
Desde MubOn, en tanto, resaltan que el problema no solo radica en la regulación, sino también en la escala del mercado colombiano.
“El país sigue siendo un mercado pequeño –menos de 10.000 vehículos eléctricos vendidos al año– para que los fabricantes de automóviles adapten su oferta a nivel local”, afirman.
A esto se suma que las marcas buscan minimizar cambios en sus procesos de producción.
“La normativa no impide importar vehículos con cualquier conector, lo que lleva a que muchas marcas opten por traerlos con la menor cantidad de modificaciones posibles”, agregan desde MubOn.
Además, el peso de China en la fabricación global de vehículos eléctricos es un factor clave.
“El mayor productor de eléctricos en el mundo es China, y dado que estos vehículos encuentran múltiples barreras para ingresar al mercado estadounidense, los fabricantes no hacen cambios significativos para adaptarse a Colombia, sino que replican lo que envían a otros países de la región”, destacan.
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El impacto en la experiencia del usuario y la infraestructura
Desde la perspectiva del consumidor, la falta de un estándar unificado puede convertirse en un desafío. Aunque la adopción de vehículos eléctricos sigue en crecimiento, la diversidad de conectores complica la carga pública.
“En la adopción en sí misma no impacta, pero sí en la experiencia del usuario. Muchas personas se dan cuenta de la diversidad de conectores cuando van a cargar su vehículo por primera vez y descubren que no pueden hacerlo en determinada estación”, explica Martínez.
Desde MubOn, advierten que la falta de estandarización no solo genera costos y riesgos adicionales para los usuarios –que deben recurrir a adaptadores– sino que también impacta a los operadores de carga (CPOs).
“Los inversionistas en infraestructura de carga deben equipar sus estaciones con múltiples estándares en lugar de uno solo, como sucede en China o Europa. Esto incrementa costos y retrasa la masificación de la movilidad eléctrica”, aseguran.
Este problema se refleja en la expansión de la infraestructura de carga en el país.
Aunque el número de estaciones creció un 56,3% entre 2021 y 2024, pasando de 119 a 186, la falta de un estándar único obliga a las empresas a hacer inversiones más costosas, lo que ralentiza el despliegue de nuevos cargadores.
¿Cómo resolver la fragmentación del sistema de carga?
Frente a este escenario, la industria enfrenta el desafío de encontrar un equilibrio entre flexibilidad para los fabricantes y la necesidad de unificar el ecosistema de carga.
Para MubOn, la solución pasa por una regulación más estricta y coordinada: “Indudablemente habrá usuarios que esperarán a que el tema de los conectores se resuelva antes de adquirir su vehículo, al igual que CPOs que minimizarán riesgos ante la incertidumbre. Una política de estandarización más clara aceleraría la transición”.