Colombia | Vehículos Eléctricos
viernes 25 de junio de 2021
¿En qué casos el vehículo eléctrico es una opción financiera atractiva en Colombia?
Un estudio de la Universidad de Antioquia en donde compara el costo total de propiedad entre un vehículo eléctrico y uno a combustión dio a conocer en qué caso ya es financieramente atractivo y cuánto todavía no es rentable.
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El estudio “Vehículos Eléctricos Versus Convencionales en Colombia: Un análisis financiero comparando los costos totales de propiedad” de la autoría de María Torres-Pamplona, Álvaro Jaramillo-Duque y José Ortiz-Castrillón de la Facultad de Ingeniería perteneciente a la Universidad de Antioquia, compara dos vehículos de características similares.

Para la investigación se comparó una Renault Sandero y una Renault Zoe para una vida útil de 10 años a partir del 2020, sin considerar seguros a terceros y/o de robo y tomando los precios promedio de 8.150 COP para el galón de gasolina y 600 COP el kWh.

Los resultados arrojaron que para aquellos usuarios que recorren más de 33.000 kilómetros al año la viabilidad financiera está garantizada utilizando un vehículo eléctrico”.

Vale mencionar que el promedio de uso en el país ronda entre los 8.000 y 15.000 kilómetros al año, “esto significa que, con los costos actuales, el vehículo eléctrico aún no es una opción financieramente viable para usuarios particulares”.

Por lo tanto, si el usuario recorre más de 33.000 kilómetros al año no es necesario esperar una reducción del precio de compra del vehículo eléctrico, ya que es una mejor inversión, en este punto los costos totales son iguales para ambos vehículos.

Por el contrario, si un usuario particular que use su vehículo entre 8.000 y 15.000 kilómetros al año deberá esperar a que el precio de compra se reduzca hasta quedar entre 60’000.000 y 70’000.000 aproximadamente.

Al detalle

Todos los costos que se dan durante la vida útil esperada del vehículo son considerados y analizados para los dos casos, entre ellos: costo de compra, impuesto, Seguro Obligatorio Contra Accidentes de Tránsito (SOAT), costos de mantenimiento y refacciones, revisiones técnicas periódicas, y costo de combustible o electricidad.

Además, se utiliza el Índice de Precios al Consumidor (IPC) como la tasa de incremento anual en los costos a calcular; luego, se calcula el Valor Presente Neto (VPN), utilizando la tasa de Deposito a Termino Fijo (DTF), pues se considera la compra del vehículo como una inversión que el usuario va a realizar.

El costo total dependiendo de los kilómetros recorridos destaca que si el usuario recorre aproximadamente 33.000 km al año (intersección de las dos curvas) o más, entonces el vehículo eléctrico es una mejor opción desde un punto de vista financiero, a pesar del elevado costo de compra del VE. En la intersección de las curvas, los costos totales de poseer un vehículo serán aproximadamente iguales.

En ese sentido, se puede observar que para una persona que recorre 33.000 kilómetros al año y con el precio de compra actual para el VE de 107’500.000 COP, los costos totales de poseer un vehículo son aproximadamente iguales.

En contraste, una persona que recorre 10.000 kilómetros al año deberá esperar a que el precio del VE baje aproximadamente a 63’000.000 COP para poder igualar los costos totales de ambos vehículos.

Conclusiones

Por su parte, Álvaro Jaramillo Duque, Docente del Departamento de Ingeniería Eléctrica y uno de los autores, indica en contacto con Portal Movilidad: “Está claro que no tendremos que esperar mucho para ver cada vez más vehículos eléctricos en las calles. Pero considerando el estado actual de la industria, esperaría que, en unos cinco años, para el 2026, ya tengamos vehículos de gama media a unos costos promedios”.

Sin embargo, sostiene que en Colombia no se han tomado las medidas necesarias para acelerar el proceso de transición hacia una movilidad eléctrica masiva, incluso con la Ley 1964 de 2019 que propone una serie de ayudas, “no son lo suficientemente ambiciosas para conseguir que los propietarios de vehículos de combustión se vean interesados en cambiar”.

¿Qué falta? “Compromiso político y responsabilidad ciudadana. Todos sabemos que los gases que emiten los vehículos de combustión son un veneno. Aún así pocos están dispuestos a dejar o reducir su uso por un bien común”, responde.

En ese marco, menciona que para alcanzar la rentabilidad sin tener que recorrer 33 mil kilómetros o esperar la reducción de costos por parte del mercado es necesario eliminar los aranceles e impuestos de los vehículos eléctricos hasta que se llegue a una cuota de mercado significativa.

Además de aumentar los impuestos a los vehículos de combustión, orientados a financiar la movilidad eléctrica, restringir periódicamente el uso de vehículos contaminantes, días sin carro en las ciudades, y promover el uso de plataformas de movilidad compartida.

Por otro lado, propone una migración con ayudas significativas para taxis y transporte público en general, considerando la chatarrización de vehículos de combustión; ayudas destinadas a grandes flotas transporte de carga y personas; tarifas reducidas para la energía utilizada en la carga y programas de préstamos para personas y empresas con tasas preferenciales para la compra de vehículos eléctricos.

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