Electron, firma dedicada a proveer vehículos eléctricos para flota de empresas, hizo entrega de una van eléctrica a Olva Courier, unidad encargada de servicios logísticos.
Se trata de un vehículo de la marca Keyton, del grupo mixto chino Fujian Benz.
“Son perfectas para distribución urbana”, indica Eduardo Rizo Patron, titular de la firma, a Portal Movilidad.
El vehículo realiza entre 20 y 30 entregas diarias. A su vez, recorre no más de 180 km diarios, lo cual responde adecuadamente con su autonomía y permite la carga nocturna en el local de la empresa.
Se trata de la séptima unidad de este estilo que Electron aporta a empresas “medianas y grandes”.
El objetivo de Electron son las empresas
Eduardo Rizo Patrón explica por qué define que el público de la empresa sean empresas logísticas y de última milla.
“Creamos una empresa para desarrollar la electromovilidad en otras empresas, pensando que apuntando a este público iban a tener más llegada que vendiendo autos particulares”, explica Ruiz.
A raíz de ello, en 2021 ingresaron las primeras 12 unidades eléctricas. Luego fueron “validadas” con técnicos y usuarios.
En 2022 la empresa adquirió un lote de entre 70 y 80 unidades más.
“En Perú hubo una crisis política en el último cuarto del año y eso nos preocupó mucho porque frenó la venta y la inercia inicial pero en febrero/marzo de este año empezó a levantar”, explica el referente de Electron.
Y suma: “Tenemos más de 20 unidades vendidas y algunas rodando hace más de ocho meses”.
La firma muestra expectativa en torno al crecimiento del sector, no solo en logísticas sino en empresas de energía y servicios.
“Ya no hay marcha atrás. Ya nos están buscando empresas más grandes y de otros países. Hay un crecimiento y oportunidades interesantes”, exclama el CEO.
En relación a la venta de vehículos eléctricos al público, Rizo Patron entiende que no hay tantas condiciones como en la proveeduría de flotas.
Esto se debe a las discusiones que se da el país sobre los beneficios para coches cero emisiones.
“La oferta hacia las empresas ha funcionado porque las mismas van a comprar flota y manejar las unidades por necesidad operativa. Cuanto más manejas un vehículo eléctrico, más recuperas tu inversión y gozas de sus beneficios”, entiende Ruiz.
Y agrega: “Las unidades eléctricas para las empresas son una presión constante para que el estado no pueda voltear la cara y se implementen beneficios e infraestructura”.
Cabe destacar que en este segmento, dependiendo la firma, la casa matriz de diversas empresas pueden exigir que se apliquen criterios de sustentabilidad y emisión de carbono en sus flotas.
En ese sentido, desde Electron entienden que este segmento podría ser el puntapié para que el Estado se involucre en el desarrollo del sector.
“La intervención del Estado para el desarrollo de la sustentabilidad es necesaria. No hay vuelta que darle”, exclama el titular de Electron.
Y explica su posición: “En la medida en que se desarrolle y haya más carros eléctricos rodando, tendrán que poner electrolineras en las empresas y luego en la ciudad y luego en las vías largas. Hay que recorrer un tramo aún”.
Para ello, entiende que lo deseable sería el desarrollo de la red de carga de forma “ordenada”. Esto significa realizarlo por región o distrito.
Respecto a los incentivos tributarios, existe un arduo debate legislativo en torno a los incentivos fiscales, con el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) evitando dar reducciones impositivas.
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«Perú en particular y otros países en América latina, Perú sobre todo, hay mucha corrupción en el sector público y privado», indica Rizo Patron.
Y agrega: «El freno de la electromovilidad, para cualquiera que se haya metido en el tema, está claro que es porque hay otros intereses que priman».
A pesar de la diferencia de costos entre vehículos eléctricos y convencionales, se indica que es necesario que la empresa proveedora aporte asesoramiento a los clientes para tomar decisiones “inteligentes”.
“Si a mi un cliente me pide un tractocamión de 30 toneladas le va a costar más que el doble que uno similar. Su cargador cuesta un millón de dólares”, ejemplifica Ruiz.
Y remata: “Mi mensaje a los clientes es que si no se tiene información, no se lancen a la piscina con una inversión millonaria cuando se pueden armar una operación económica con unidades ligeras.
Es preferible probar la tecnología con un carro de USD 30 mil en vez de un camión de USD500 mil. Eso nos ha dado resultado, es más sano”.