Chile | Vehículos Eléctricos
miércoles 15 de diciembre de 2021
El detalle de las medidas en electromovilidad de la estrategia de movilidad sostenible de Chile
Son cuatro las medidas que aportan de manera directa en la contribución del objetivo denominado “Movilidad Limpia” y todas ellas incluyen a vehículos eléctricos.
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El Gobierno de Chile hizo oficial la Estrategia Nacional de Movilidad Sostenible (ENMS) elaborada con el apoyo financiero de la Unión Europea que pone sobre la mesa siete objetivos que señalan con claridad los atributos que se esperan de una movilidad sostenible, y un conjunto de 30 medidas que permiten ilustrar el universo de posibles alternativas que se pueden desarrollar a nivel local, en coordinación con el nivel nacional.

A su vez, de manera complementaria, el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones (MTT) se encuentra desarrollando un Programa Nacional de Movilidad Sostenible, concebido como un instrumento de carácter táctico y financiero, cuyo rol es definir los pasos específicos y apalancar las medidas que se requieren para avanzar en la implementación de la estrategia.

Las medidas están orientadas a evitar patrones de movilidad insostenibles, a cambiar el uso de vehículos menos sostenibles por modos activos y transporte público, y a mejorar la tecnología de los vehículos para reducir sus emisiones y aumentar su eficiencia energética.

Esto, pondrá el ojo en la electromovilidad, específicamente, advierte: “La aparición de autos eléctricos y el creciente aumento en su uso, presenta una gran oportunidad para reducir las emisiones, pero no tiene efectos en cuanto a disminuir las otras externalidades negativas de este modo”.

Sobre la electromovilidad menor también se hace énfasis: “Las emisiones de la electromovilidad menor son muy bajas y, al ser vehículos livianos, presentan una eficiencia energética significativamente mayor que la del automóvil eléctrico. Esto redunda en una menor huella de carbono por la fabricación del vehículo.”

El impacto directo en el sector

La medida número 6 se titula: “Desincentivos al uso de vehículos contaminantes” y coloca como ejemplos de este tipo de medidas las que incluyen, pero no están limitadas a, los impuestos a los combustibles fósiles, la tarificación vial, definición de zonas de bajas emisiones, definición de zonas sin vehículos motorizados, gestión sustentable de estacionamientos y la restricción vehicular con posibilidad de adquirir pases diarios.

Por su parte, la medida 7, “Desincentivos a la adquisición de vehículos contaminantes”, considera la implementación de impuestos que permitan desincentivar la importación, venta y adquisición de vehículos contaminantes y/o ineficientes. El documento agrega: “Dentro de esta medida se podrían considerar también acciones legislativas o la definición de reglamentos que prohíban el uso de ciertas tecnologías contaminantes como los motores de dos tiempos o, eventualmente, todos los motores a combustión, tal como se propone en la Estrategia Nacional de Electromovilidad”.

“Fiscalización a vehículos contaminantes” también tiene su impacto indirecto sobre la movilidad eléctrica ya que se incluyen acciones y políticas públicas que permitan fiscalizar la importación, alteración y operación de vehículos con tecnologías contaminantes y un mayor control en aduanas sobre la importación de vehículos y mayor fiscalización en la calles, dando atribuciones a carabineros e inspectores municipales, o de otro tipo, para detener vehículos en la vía pública, medir sus emisiones y cursar multas en caso de haber infracciones a la normativa.

Otra medida que contribuye con el objetivo de Movilidad Limpia es la número 9: “Descarbonización de flotas” que refiere a la renovación de flotas de transporte de pasajeros y de carga, públicas y privadas, reemplazando vehículos contaminantes. Aquí se considera la implementación de subsidios y regulaciones que incentiven la chatarrización de flotas obsoletas, mediante la definición de estándares de antigüedad y emisiones más exigentes, en particular para el transporte público. Incluye también la generación de incentivos para que flotas comerciales de carga adopten de manera masiva la utilización de vehículos livianos eléctricos y/o no motorizados.

La estrategia propone la “Promoción de cambio tecnológico en vehículos privados” que pone como ejemplo al subsidio a la adquisición de automóviles con motor eléctrico, la relajación de ciertas restricciones para vehículos no contaminantes, o la promoción de alternativas de transformación de motores diésel a eléctrico.

Cabe recordar que la estrategia fue basada en el enfoque Evitar-Cambiar-Mejorar desde el cual existe consenso en que hay tres formas esenciales para reducir las emisiones de GEI producidas por la movilidad urbana:

i) Reducir viajes, en distancia (viajes más cortos) y en cantidad (menos viajes).

ii) Cambio modal hacia modos que generen menos emisiones, que requieran menor consumo de combustible por pasajero o bien transportado, y un aumento en la diversidad de alternativas de transporte disponibles.

iii) Adoptar tecnologías de propulsión basadas en una matriz energética más limpia.

 

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