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viernes 14 de mayo de 2021
Diez claves para la adopción de la micromovilidad en las grandes ciudades de Latinoamérica
La incorporación de este tipo de movilidad puede ser fundamental para revertir los problemas cotidianos en las urbes, como la contaminación ambiental y las dificultades en el tránsito.
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Ante el desarrollo de la ciudades, el avance de la motorización y congestión, el aumento en las emisiones y la mala calidad del aire, la micromovilidad se ha resignificado en los últimos años.

En consecuencia, las bicicletas y patinetas se encuentran en plena transición de ser meras formas de esparcimiento a convertirse en vehículos de transporte como tales.

No obstante, para que este cambio sea una realidad, para Iván De La Lanza, especialista en Movilidad Urbana Sostenible con enfoque en Movilidad Activa, aún restan ciertos pasos en estos dispositivos para que puedan evolucionar. Enumera tres:

  1. Deben mejorarse la seguridad de los vehículos, para que éstos pasen de ser juguetes funcionales a alternativas de transporte más viables. 
  2. Se tiene que trabajar primero en el software para que este se convierta en el corazón del vehículo eléctrico ya que el hardware, como en los autos, será la comodidad.
  3. Es necesario perfeccionar la inteligencia artificial del software, para que sea capaz de hacer un diagnóstico y tomar decisiones autónomas en el vehículo eléctrico. 

De La Lanza explica que esta transformación ya puede observarse en ciertos ámbitos, como por ejemplo, la ciclologística de última milla y los servicios de mapas y georreferenciación.

“En los servicios de distribución, la micromovilidad fortalece los canales disminuyendo la cantidad de emisiones y congestión”, explica el especialista durante el webinar “Micromovilidad y transporte eléctricos de última milla en ALC”, del programa MOVE.

Y agrega: “En el caso del mapeo, los usuarios obtienen mapas de forma colectiva y Maps puede convertirse en una plataforma de motor de búsqueda de servicios de movilidad”.

¿Qué acciones ayudarían a desarrollar la micromovilidad?

La responsabilidad por parte de los organismos públicos es clave en este contexto. Es por esto que De La Lanza enumera diez tareas que facilitarían la adopción de las nuevas tecnologías:

  1. Dejar de ayudar al auto particular a través de políticas públicas.
  2. Asignar tasas de impuestos realistas, responsables y justas acordes con los impuestos negativos que se generan.
  3. Aumentar restricciones y tasas impositivas con publicidad, como en otras industrias, con daños a la salud pública, su venta, distribución consumo y publicidad en los vehículos a combustión. 
  4. Eliminar bloqueos a la micromovilidad. 
  5. Atender los problemas urgentes como la inseguridad vial, la falta de infraestructura y equipamiento, operación vial y control de velocidades.
  6. Revisar las políticas públicas y marcos legislativos actuales en torno a la micromovilidad y su incidencia con objetivos claros en movilidad sustentable, cambio climático y accesibilidad.
  7. Revisar y formular planes y programas actuales de movilidad activa que estén basados en datos e información, realistas y escalables en cuanto a planeación, ejecución, tiempos y recursos. 
  8. Asignar presupuestos realistas y suficientes con el alcance planteado que incluyan operación y mantenimiento a futuro.
  9. Conformar equipos técnicos competentes y profesionales con las estructuras al interior de las instituciones para la ejecución.
  10. Establecer mecanismos de medición, seguimiento, evaluación, y escalamiento.

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