El crecimiento exponencial que ha experimentado el parque automotor electrificado en los últimos años permite al país trasandino proyectar la circulación de más de 1,5 millones de unidades en 2035, en el marco de la Estrategia Nacional de Electromovilidad chilena.
Sin embargo, esto plantea desafíos críticos para el sistema eléctrico, los cuales prometen ser sorteados por la implementación de la tecnología de carga bidireccional V2G (del inglés vehicle-to-grid), la cual promete generar ahorros operativos millonarios y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Así lo apunta un reciente estudio publicado por la Agencia de Sostenibilidad Energética de Chile (ASE), titulado “Electromovilidad y su aporte a la flexibilidad en el Sistema Eléctrico Nacional”, el cual resalta que la tecnología V2G permite a los vehículos eléctricos interactuar activamente con la red eléctrica.
En lugar de ser simples consumidores de energía, los electrificados pueden devolver energía almacenada en sus baterías al sistema durante momentos de alta demanda, aportando flexibilidad y estabilidad al sistema.
Según el informe, la implementación de V2G podría reducir los costos operativos del sistema eléctrico chileno entre un 20% y un 26% para 2035 y 2040, respectivamente. Esto equivale a ahorros anuales de entre 1.000 y 1.700 millones de dólares.
Además, esta tecnología permitiría aprovechar al máximo la generación de energía renovable, especialmente la de origen solar, disminuyendo la necesidad de plantas fósiles para suplir picos de demanda.
Ahorros operativos y beneficios económicos
Los beneficios económicos de V2G no solo impactan al sistema eléctrico, sino también a los sectores público y privado. Para el sector público, esta tecnología puede significar una menor inversión en infraestructura de generación y transmisión.
Al reducir la necesidad de plantas de respaldo fósil, se optimizan los recursos energéticos y se acelera el cumplimiento de las metas de carbono neutralidad para 2050 planteadas por la Estrategia Nacional de Electromovilidad y la Ley de Cambio Climático de Chile.
Por su parte, las empresas distribuidoras también pueden capitalizar el potencial de V2G. Según el informe, la tecnología V2G reduce en un 40% los requerimientos de inversión en infraestructura de distribución en comparación con la carga convencional, lo cual proyecta una reducción en los gastos operacionales de entre 1.000 y 1.700 millones de dólares para 2035.
Además, estas inversiones podrían posponerse entre tres y cuatro años, permitiendo un manejo más eficiente del capital.
Los beneficios también se extienden a los propietarios de vehículos eléctricos. Con V2G, los usuarios no solo cargan sus vehículos, sino que también pueden vender la energía almacenada durante los picos de precios, generando ingresos adicionales. Este modelo transforma los vehículos eléctricos en activos financieros, incentivando aún más su adopción.
Un aporte crucial para la descarbonización
Chile es líder en energía renovable en América Latina, con una capacidad instalada de energía solar y eólica en constante crecimiento.
Específicamente en lo que respecta al eMobility, la nación chilena tiene uno de los entramados normativos más avanzados de la región, con reglamentaciones que acompañan las estrategias de transición energética a una matriz renovable, con objetivos audaces y hojas de ruta específicas para alcanzar dichas metas en un plazo de cinco lustros.
No obstante, la variabilidad de estas fuentes requiere soluciones innovadoras para su integración efectiva al sistema eléctrico. V2G surge como una herramienta esencial en este contexto.
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Las baterías de los vehículos eléctricos permiten almacenar el exceso de energía renovable generado durante el día, liberándola en momentos de menor disponibilidad. Esto no solo evita el vertimiento de energía renovable, sino que también contribuye a estabilizar la red y reducir las emisiones. Según el informe, V2G podría disminuir las emisiones del sistema eléctrico en más de un 10%, reforzando el compromiso del país con la descarbonización.
El informe desliza que la prioridad para sostener el crecimiento del parque vehicular de bajas o cero emisiones es la construcción continuada de una infraestructura de carga que esté a la altura del parque automotor.
Desafíos regulatorios y tecnológicos
A pesar de sus beneficios, la implementación de V2G enfrenta desafíos importantes. La falta de un marco normativo que regule la interacción de los vehículos eléctricos con la red eléctrica es uno de los principales obstáculos. Además, se requiere infraestructura avanzada, como medidores inteligentes y sistemas de comunicación entre vehículos y la red.
En este sentido, el informe propone acciones concretas, como establecer estándares técnicos para la interoperabilidad de V2G, crear incentivos económicos para usuarios y desarrolladores, e incorporar nuevos actores como agregadores de demanda y operadores de infraestructura de carga.
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Impacto social y ambiental
Los beneficios de V2G no se limitan al ámbito económico y energético. Su implementación tiene la capacidad de generar un impacto social significativo, promoviendo la creación de empleos en sectores tecnológicos y energéticos.
Además, al reducir la dependencia de combustibles fósiles, contribuye a mejorar la calidad del aire y a mitigar los efectos del cambio climático.
Para las comunidades locales, la flexibilidad energética que ofrece V2G podría traducirse en mayor resiliencia frente a cortes de energía, especialmente en zonas rurales. Asimismo, los centros de carga ubicados estratégicamente, como en lugares de trabajo, podrían aprovechar la energía solar, maximizando los beneficios ambientales y económicos.