Recientemente, Tesla daba a conocer un documento donde exhibía su inquietud sobre las Disposiciones Administrativas de Carácter General (DACG) en electromovilidad, emitidas en febrero por la Comisión Reguladora de Energía (CRE), que entraron en consulta pública.
En este contexto, Walter Julián Ángel Jiménez, comisionado de la CRE, revisa los ejes planteados por el gigante automotriz, con el fin de elaborar una forma de “carta abierta”.
En primer lugar, una de las preocupaciones expresadas por Tesla estaba relacionada con la obligación de equipar las electrolineras con dos tipos de conectores, lo que podría «frenar» la expansión de sus estaciones de carga.
Aquí, el funcionario insistió en que es necesario cumplir con al menos uno de los conectores establecidos.
“Esta medida busca garantizar la interoperabilidad, permitiendo que cualquier vehículo eléctrico pueda acceder a la infraestructura de carga”, explica Jiménez.
Sin embargo, Tesla ya utiliza dos conectores en México: el SAE J1772 y el SAE J34. De modo que la firma puede “colocar sus cargadores sin necesidad de añadir conectores de la competencia”.
Cabe mencionar que en Estados Unidos se manejan tres tipos de conectores, aunque lo cierto es que no existe una homologación estándar.
¿Qué sucede con el suministro independiente?
Por otro lado, la cuestión del suministro independiente también generó debate.
Es que Tesla objeta el requerimiento de contar con un contrato de servicio de suministro eléctrico independiente para las estaciones de carga.
Se trata de una normativa establecida en 2015 bajo la resolución 999 que tiene como objetivo contabilizar correctamente la demanda eMobility y promover la transformación de las redes en redes inteligentes.
Un eje donde el comisionado, señala: “Es esencial que haya un proceso de demanda controlable donde los vehículos puedan inyectar energía a la red”.
Este enfoque permite una gestión más eficiente de la energía y fomenta la innovación en la infraestructura de carga.
La realidad es que a pesar de las dudas de Tesla, la CRE mantuvo numerosas reuniones para aclarar estos aspectos y contribuir a una comprensión mutua.
Además, una cuestión de números
En su documento, la automotriz estadounidense también indicó que la presentación y rotulación de los precios de la electricidad en paneles de tarifas no se alinea con el uso de sus servicios de carga.
En este punto, desde la CRE se encuentran orientando a Tesla sobre cómo podría ser el cumplimiento de la regulación.
“La normativa se refiere únicamente a las estaciones de carga tipo electrolinera donde se transparenta el precio en las aplicaciones que ubican los sistemas de carga. No necesariamente debe estar dentro de un tablero como en un hub de un centro comercial”, detalla el experto.
Un proceso a punto de finalizar
En cuanto al proceso regulatorio en torno a la infraestructura de carga de vehículos eléctricos, la CRE está en la fase final de la consulta pública, evaluando los comentarios de diversas empresas y personas físicas.
«La regulación no está para responder afirmativamente a todos los modelos de negocio”, pone sobre la mesa Jiménez.
¿Por qué? El objetivo es establecer un piso mínimo que permita la participación «sin barreras ni obstáculos» en el mercado de electromovilidad.
El principal reto, según el representante de la entidad, es hacer comprender a las empresas que el marco regulatorio no puede satisfacer a todos.
La realidad es que la normativa establece líneas estratégicas que buscan ordenar al sector y fomentar la movilidad sostenible de manera “equilibrada”.
A su vez, la CRE se enfoca en aprender de experiencias internacionales para evitar complicaciones y fomentar la homologación.
“Observamos tendencias de los distintos mercados para asegurarnos que la electromovilidad sea accesible para todos”, reflexiona el funcionario del organismo estatal.