México destaca por ser un referente en el sector automotriz a nivel mundial. No obstante, si bien las ventas de autos eléctricos van en aumento, el liderazgo que lo caracteriza como productor no se traslada a la electromovilidad.
El Gobierno, desde su lugar, ha tomado algunas medidas que impulsan la e-mobility, como la eliminación de los aranceles a las importaciones de estos coches, el 30 de septiembre pasado.
Esta decisión ha sido bienvenida por parte de la comunidad, cuyos gastos se ven reducidos. Sin embargo, desde una perspectiva de producción local, el panorama es diferente. La atención centrada en el exterior y en los hidrocarburos, en especial, por parte de las autoridades y las automotrices, y la incertidumbre de los usuarios dificultan un verdadero desarrollo interno.
Para Ulises Cano Castillo, coordinador de proyectos del Instituto Nacional de Electricidad y Energías Limpias (INEEL), afirma que todos los actores son responsables -no solo el gobierno- y deben involucrarse y apoyar los proyectos originados en el país, antes de que se vuelvan inviables. Hecho que sucede en el caso de INEEL.
“Creamos mucha tecnología propia, lo único que nos falta es que alguien invierta y los lleve al mercado, porque nosotros no tenemos forma de fabricar en masa”, explica el investigador del instituto que, si bien fue creado por el Gobierno, trabaja de manera descentralizada.
Uno de los proyectos que realizaron con éxito, a través de fondos gubernamentales, fue un vehículo híbrido eléctrico a celdas de combustible e hidrógeno, similar a una camioneta familiar, que puede transportar tanto carga como personas. Si bien el modelo fue presentado y llamó la atención de varios empresarios, no hubo mayores repercusiones, quedando tan solo en un prototipo.
“Ahora estamos trabajando con el sector privado”, indica Cano Castillo, y continúa: “Cuando hacés referencia a las tecnologías emergentes, ya se sabe que son costosas y, en países como los nuestros, los proyectos de esta índole no pueden seguir adelante”.
Luego, el investigador critica: “A veces las empresas quieren un producto ya terminado y ganar mucho dinero. Sin embargo, cuando desarrollás un prototipo de laboratorio necesitás trasladarlo a una línea de producción, en preparación a la venta. Esa parte no siempre es bien entendida en el sector privado y eso hace mucho más difícil que la tecnología desarrollada no llegue al mercado”.
Para este año, la idea de ENEL es trabajar en un proyecto con fondos del Consejo de Ciencia y Tecnología. El plan es mejorar el vehículo que ya realizaron, desde un punto de eficiencia energética, y hacerlo competitivo para la industria. Se trata de un vehículo pensado para la carga y, si los resultados son favorables, el objetivo es presentarlo en el 2022.