Para lo que resta de 2024, Coca-Cola FEMSA planea la incorporación, aproximadamente, de 15 y 20 vehículos eléctricos livianos adicionales en Costa Rica y alrededor de diez en Panamá, marcando un avance en su estrategia de electrificación.
Actualmente, la multinacional ya cuenta con 50 vehículos eléctricos livianos divididos en Costa Rica y Panamá, que incluyen modelos de BYD, Hyundai, Foton, Maxus, entre otros.
Estos vehículos, que abarcan desde pequeños paneles hasta sedanes y pickups, están destinados principalmente a tareas de preventa y funciones administrativas.
En cuanto a la flota pesada, la compañía ha invertido en dos camiones eléctricos Volkswagen e-Delivery en Costa Rica, diseñados para transportar cargas de hasta seis palets, y en Panamá, ha sumado tres camiones de la misma línea, con idéntica capacidad de carga.
Coca-Cola FEMSA también ha instalado cargadores en sus principales centros de distribución.
En el caso de Panamá, Coca-Cola FEMSA ha establecido una alianza con la empresa EVERGO, que le permite acceder a su red de carga pública, complementando así los cargadores internos.
En Costa Rica, la empresa ELCO fue la encargada de instalar los cargadores en los centros de distribución.
En total, la multinacional ha instalado 31 cargadores entre ambos países.
Metas a largo plazo y estructura de flota actual
A pesar de contar con una flota de aproximadamente 400 vehículos livianos y 380 vehículos pesados, la electrificación apenas está comenzando para Coca-Cola FEMSA.
Carlos Castillo, jefe de Transportes para Centroamérica Sur de la empresa, reveló que, aunque el porcentaje de vehículos eléctricos es todavía bajo, la compañía tiene metas ambiciosas: “Al 2030 queremos que al menos el 50% de los vehículos livianos sean eléctricos, y para 2050 aspiramos alcanzar el 100% de conversión”.
Impacto y beneficios de la flota eléctrica
Aunque aún es temprano para evaluar todos los resultados, los beneficios son claros.
«El costo diario de operación de los vehículos eléctricos es mucho menor«, explica Castillo, aunque señala que el equilibrio entre el costo total operativo de un vehículo eléctrico frente a uno de combustión se alcanza después de seis años.
Más allá de los beneficios económicos, la reducción de la huella de carbono es el impacto más visible hasta ahora.
«En Costa Rica y Panamá, la energía que utilizamos proviene de fuentes renovables, lo que hace que la disminución de la huella de carbono sea significativa», detalla.
Oportunidades para fabricantes de vehículos eléctricos
Coca-Cola FEMSA está enfocada, principalmente, en la electrificación de su flota de vehículos livianos, utilizados principalmente en tareas de preventa y administrativas, lo que representa una oportunidad comercial significativa para los fabricantes de vehículos eléctricos.
La empresa no está comprometida con una única marca, por lo que actualmente evalúa modelos de diversos fabricantes para identificar los que mejor se adapten a sus necesidades operativas.
Según Castillo se encuentran en una fase de pruebas para determinar cuál de los modelos cumple mejor con sus expectativas antes de realizar compras masivas.
Esta etapa ofrece a las automotrices la posibilidad de presentar soluciones innovadoras, especialmente vehículos con mayor capacidad de carga y autonomía.
Aquellos fabricantes que logren alinear sus productos con los requerimientos de Coca-Cola FEMSA en términos de diseño, eficiencia y costos operativos, podrán posicionarse como socios estratégicos en el proceso de electrificación de una de las empresas más grandes del mundo.
Desafíos de la electrificación en Centroamérica
Aunque el avance de la electrificación es significativo, aún persisten varios desafíos. Castillo menciona que uno de los principales obstáculos es la falta de vehículos eléctricos pesados adecuados para las necesidades logísticas de la empresa.
“Los vehículos pesados que existen actualmente en el mercado no son funcionales para transportar líquidos”, dice, subrayando la necesidad de un diseño que combine eficiencia eléctrica con una estructura que no comprometa la operatividad diaria.
Otro reto importante es la infraestructura de carga pública, donde Panamá lleva ventaja sobre Costa Rica.
“En Panamá, la red de carga pública está mucho más desarrollada”, señala Castillo, mientras que en Costa Rica, la mayoría de los vehículos eléctricos de la compañía dependen de los cargadores instalados en los centros de distribución.
Y agrega: “La falta de cargadores públicos limita la autonomía de los vehículos y, por ende, su uso en operaciones más extensas”.
Cabe destacar que, a principios de año en Panamá había un total de 278 cargadores, divididos en 178 estaciones de carga en todo el territorio nacional.