Actualmente, México se halla en medio de una disputa que podría redefinir su rol en la industria automotriz global: con la avanzada de vehículos eléctricos chinos en su territorio, Estados Unidos observa con preocupación, temiendo que estas marcas utilicen al país como trampolín hacia su propio mercado.
Sin embargo, el país azteca ve en estas inversiones una oportunidad para consolidar su posición en el sector de la electromovilidad. ¿Lo logrará?
Manuel Montoya Ortega, director del Clúster Automotriz de Nuevo León, describe la situación como una verdadera prueba: “Los fabricantes chinos tendrían que venir a fabricar en Norteamérica para poder estar en igualdad de condiciones. La realidad es que los coches chinos llegan a México con precios muy atractivos, pero no siempre cumplen con las reglas del juego, porque muchos vienen subsidiados por sus gobiernos”.
La postura de Montoya Ortega no deja lugar a dudas: si las marcas chinas quieren un lugar en Norteamérica, deben invertir en la región y cumplir con las mismas reglas que todos los demás.
“Lo único que pedimos es que, si están en México, también inviertan en México, como han hecho las demás marcas”, indica en el International Mobility Portal Summit “Electric vehicles: New Opportunities for Strategic Markets: Latin America and The Caribbean”.
Alrededor de 20 fabricantes chinos venden automóviles en México, pero ninguno tiene todavía una planta en el país.
Tal vez, pronto se resuelva la cuestión ya que marcas como BYD, Grupo Chery y Great Wall Motors se encuentran en suelo mexicano definiendo ubicaciones para la instalación de sus fábricas.
Mientras tanto, JAC ampliará su planta de producción de Hidalgo con el propósito de operar siete líneas de ensamble, y así, adelantarse a la demanda con la presencia de coches y camiones eléctricos.
El déjà vu de las marcas japonesas
El desembarco de las marcas chinas en México recuerda inevitablemente a lo que sucedió décadas atrás con la llegada de las marcas japonesas a Estados Unidos.
En este punto, el director del Clúster Automotriz de Nuevo León traza un paralelismo: “Lo equiparo mucho a lo que sucedió en los 70 y principios de los 80 con las marcas japonesas, que eran muy despreciadas en Estados Unidos. Sin embargo, los japoneses vinieron a revolucionar la industria automotriz americana”.
Hoy, la historia parece repetirse, pero con actores distintos. Los chinos, al igual que los japoneses en su momento, están avanzando con mucha fuerza en la movilidad eléctrica, y Montoya Ortega insiste en que la competencia debe ser justa.
Es que aunque reconoce sus avances tecnológicos, advierte que México no puede permitir prácticas que desestabilicen el mercado local.
Decisiones importantes en México
En un escenario donde Estados Unidos se prepara para elecciones que podrían redefinir sus políticas comerciales, el país latinoamericano también enfrenta decisiones clave.
Vale mencionar que el beneficio arancelario para los vehículos eléctricos importados desde China llega a su fin. A partir del 1 de octubre de 2024, los vehículos eléctricos ligeros importados de países con los que México no tiene tratado de libre comercio, incluyendo el país asiático, perderán la exención arancelaria de entre 15% y 20% que se otorgó desde septiembre de 2020.
El decreto original, vigente hasta el final de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, pretendía reducir los costos de importación para incentivar la compra de vehículos eléctricos y promover una movilidad más sostenible.
Esta política resultó en una disminución significativa de los precios de los autos eléctricos, con algunos modelos disponibles por debajo de los 400.000 pesos.
Eugenio Grandio, presidente de la Electro Movilidad Asociación, A.C. (EMA), subraya la importancia de mantenerse competitivo: “Nuestra misión es llegar al 100% de autos eléctricos para el 2035 y 50% para el 2030. La mejor manera de hacerlo es con la mejor tecnología al mejor precio, lo que permite una libre competencia donde el cliente escoge la mejor opción”.
Aquí, el ejecutivo destaca cómo los vehículos chinos aprovecharon las exenciones arancelarias para entrar en el mercado mexicano, ofreciendo precios que otros países no pudieron ni pueden igualar.
“Es necesario equilibrar cuestiones comerciales, de libre comercio, de tratados, producción nacional, y adopción de tecnologías en nuestras ciudades”, remarca, entendiendo que la electromovilidad debe ser una prioridad, tanto en México como en todo el mundo.
Para Grandio, la eliminación de aranceles debería venir acompañada de políticas que promuevan la producción local y protejan al consumidor. De esta manera, sugiere: “Si se eliminan los aranceles, se debe seguir permitiendo la entrada de vehículos eléctricos a buenos precios”.
Por eso, propone que se establezcan cupos obligatorios para vehículos eléctricos, o que las marcas que se beneficien de exenciones arancelarias asuman el liderazgo en electromovilidad.
Marcas chinas, un desafío para las automotrices
Por su parte, Dante Martinez, director de marketing y relaciones públicas de Volvo Cars México, señala que la llegada de vehículos chinos representa un reto directo para las automotrices ya instaladas en el país.
“Las marcas chinas están entrando con una oferta de valor muy fuerte, pero las empresas mexicanas tienen que enfocarse en fortalecer su cadena de valor, especialmente en la parte intangible que no ve el cliente, como el servicio”, reflexiona.
Martinez enfatiza que, aunque los vehículos chinos son atractivos por su precio, las compañías mexicanas deben centrarse en mantener a sus clientes mediante un servicio de calidad.
“El servicio es donde siempre se vende el segundo auto”, revela, dando a entender que las automotrices locales pueden aprovechar su conocimiento del mercado para competir eficazmente.
Revive el International Mobility Portal Summit “Electric vehicles: New Opportunities for Strategic Markets: Latin America and The Caribbean”