Chile cuenta con buses eléctricos de 12 metros desde el año 2017 con un modelo de financiamiento que les permite poseer en la actualidad 2480 unidades en operación continua, ya que obtuvieron información detallada sobre las exigencias técnicas, el consumo de energía y el mantenimiento.
El núcleo de esta iniciativa es el contrato de provisión de flota, una figura legislativa que está en vigor desde hace más de una década y que tuvo que adaptarse a las necesidades del sector.
“Hemos ajustado y mejorado nuestro enfoque para garantizar la solidez de un sistema de provisión de flota con una garantía casi estatal en el financiamiento y una continuidad total de los servicios”, asegura Paola Tapia, directora de Transporte Público Metropolitano (DTPM), sobre el sistema robusto que construyeron.
La exministra de Transportes explica que el enfoque para la provisión de flotas se basa en un modelo de financiamiento que combina la garantía estatal con una gestión integral de la flota.
“El contrato de provisión de flotas permite que el operador de buses firme un acuerdo con el fabricante para la entrega de los buses y también es suscrito por el gobierno, en este caso el Ministerio de Transporte y Telecomunicaciones”, detalla.
Esta intervención estatal asegura que, en caso de terminar una concesión antes de tiempo o al concluir su plazo, el bus seguirá formando parte del sistema de transporte público como “un bien afecto a la concesión».
“La figura, establecida en la ley en 2015, nos proporciona flexibilidad y garantiza al financista que el bus continuará formando parte del sistema de transporte público, independientemente de cambios en el operador”, explica.
Su eficacia fue demostrada en 2022, cuando se produjo el cambio de Gobierno e implementaron con éxito una transferencia de concesiones.
“Al asumir el nuevo gobierno, tuvimos que implementar una licitación que es importante destacar, ya que representa una política pública de Estado en Chile. La electromovilidad llegó para quedarse, y con este modelo logramos realizar la licitación de manera efectiva”, subraya.
Así se le proporcionó certeza al financista sobre el pago de las cuotas y se garantizó a la industria la adquisición y el pago oportuno de los buses.
“Esta figura requirió una ley y un modelo de negocio contractual específico. Hoy en día, continuamos utilizando este modelo”, señala.
La experiencia en una iniciativa anterior demostró que separar la licitación de buses y operadores podría causar demoras. En respuesta, Chile optó por integrar elementos de ambas propuestas en su modelo actual.
Este enfoque integrado permite que el proceso de adquisición y financiamiento de los buses sea más ágil y menos burocrático.
Perspectivas futuras, ¿qué se viene en materia de buses eléctricos?
Tapia anuncia que Chile no solo está ampliando su flota de buses eléctricos, sino que también está invirtiendo en infraestructura pública.
“Después de casi 78 años sin construir un nuevo corredor en Chile, estamos trabajando en la extensión de uno de estos corredores eléctricos BRT, lo que optimiza significativamente los tiempos de viaje”, informa en el webinar “Hacia la evolución eléctrica de los sistemas BRT”, organizado por Red SIMUS.
En cuanto a los buses articulados, el país recibió tres marcas diferentes y esperan implementarlos en Santiago el próximo año.
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