Chile concluyó 2024 con un crecimiento histórico en la adopción de vehículos de nuevas energías, según el informe de la Asociación Nacional Automotriz de Chile (ANAC). Las cifras revelan que el país duplicó las ventas de vehículos eléctricos (VE) y de bajas emisiones respecto al año anterior, alcanzando un total de 19.101 unidades comercializadas, un incremento del 104,6%.
En este récord, los vehículos electrificados enchufables (BEV y PHEV) destacaron al registrar 5.654 unidades vendidas, un crecimiento del 170%. En detalle, los modelos 100% eléctricos crecieron un impresionante 183,8% con 4.507 unidades, mientras que los híbridos enchufables aumentaron un 126,7%, alcanzando 1.147 vehículos vendidos.
Factores clave detrás del auge en Chile
El crecimiento del mercado de vehículos eléctricos y de bajas emisiones en Chile durante 2024 se debe a una combinación de factores que transformaron el panorama automotriz nacional. En primer lugar, el aumento en la oferta, con 50 marcas y 140 modelos disponibles, permitió a los consumidores acceder a una amplia variedad de opciones adaptadas a distintas necesidades y presupuestos.
Además, los precios más accesibles fueron determinantes, ya que por primera vez los vehículos eléctricos se comercializaron desde los 12.290.000 pesos chilenos, democratizando su adquisición.
Otro aspecto crucial fue el cambio en el perfil del comprador, ya que las personas naturales superaron a las empresas en la adquisición de vehículos, representando el 58% del total de ventas, lo que refleja un creciente interés por parte de los usuarios particulares.
Paralelamente, la expansión de la infraestructura de carga, que creció un 43% con 1.240 nuevas estaciones instaladas, mejoró significativamente la conveniencia para los usuarios, especialmente con la estandarización del conector europeo.
Por último, la entrada en vigencia de la Ley de Eficiencia Energética en marzo incentivó la comercialización de vehículos más eficientes, reduciendo en un 8% las emisiones de CO2 y mejorando el consumo promedio de combustible en un 18%, demostrando el impacto positivo de las políticas públicas en el impulso hacia una movilidad sostenible.
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Segmentos y marcas líderes
El segmento de vehículos eléctricos 100% (BEV) lideró el mercado de nuevas energías, impulsado por modelos como el Tesla Model 3 y el Volvo EX30, que ocuparon los primeros lugares en ventas. BYD y Tesla dominaron en términos de participación de mercado, con BYD registrando 1.158 unidades vendidas entre BEV y PHEV.
Entre los híbridos convencionales, Toyota mantuvo su liderazgo con el Corolla Cross, mientras que en los microhíbridos Suzuki destacó con el Fronx y el Grand Vitara.
Aunque los avances son notables, los vehículos de bajas emisiones representaron solo el 5,8% del mercado automotriz chileno en 2024. Este dato refleja la necesidad de continuar ampliando la infraestructura de carga y ofrecer incentivos fiscales para acelerar la transición hacia tecnologías limpias.
Buses, una medalla bien ganada
Según datos de la Red Metropolitana de Transporte de Chile, al cierre de 2024, el sistema contaba con 2.480 buses eléctricos en operación, tras la incorporación de 214 nuevas unidades durante el año. Este crecimiento es parte de una estrategia más amplia que busca la descarbonización total del sistema de transporte público para 2035.
El Gobierno chileno ha establecido objetivos ambiciosos en su Política Energética y la Agenda de Transición Energética 2050, que incluyen la sustitución completa de la flota de buses por unidades electrificadas.
Para 2025, se proyecta la incorporación de 1.267 nuevos buses eléctricos, lo que elevaría el total a más de 3.700 unidades en circulación. Este esfuerzo no solo busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino también mejorar la calidad del aire y ofrecer un servicio de transporte más eficiente y sostenible.
Sin embargo, la transición hacia una flota completamente eléctrica enfrenta desafíos significativos. Uno de los principales obstáculos es la expansión de la infraestructura de carga. Actualmente, la capacidad instalada es insuficiente para soportar el crecimiento proyectado de la flota eléctrica.
La Comisión Nacional de Energía (CNE) ha señalado la necesidad de triplicar la cantidad de puntos de carga en los próximos años para satisfacer la demanda esperada.
Además, el costo inicial de adquisición de los buses eléctricos es considerablemente más alto que el de las unidades diésel tradicionales. Aunque los costos operativos y de mantenimiento son menores a largo plazo, la inversión inicial puede ser una barrera para muchos operadores.
Para mitigar este desafío, se están considerando esquemas de financiamiento innovadores, como subsidios gubernamentales y modelos de arrendamiento, que faciliten la adopción de esta tecnología.
La capacitación técnica también es un aspecto crucial en esta transición. El mantenimiento y operación de los buses eléctricos requieren personal especializado, y actualmente existe una brecha en la disponibilidad de recursos humanos capacitados en el país. Invertir en programas de formación y desarrollo de competencias es esencial para asegurar el éxito de la electrificación del transporte público.