En medio de una coyuntura social y política compleja, el Puerto de Chancay será inaugurado oficialmente esta semana, dando inicio a un megaproyecto que promete transformar el comercio y la movilidad en Perú.
Aunque aún está en sus primeras fases de desarrollo, podría posicionar al país como un centro estratégico para la distribución de vehículos eléctricos en la región.
Sin embargo, expertos del sector automotriz consultados por Mobility Portal Latinoamérica anticipan que el impacto a corto plazo podría ser moderado.
Según la opinión de actores clave de la industria, este puerto como motor comercial popropone un cambio de juego, pero no inmediato.
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¿Qué significa el Puerto de Chancay para el sector de la electromovilidad?
El Puerto de Chancay se presenta como un punto neurálgico para la importación de vehículos eléctricos, especialmente de origen chino.
Empresas como BYD, Xiaomi y NIO, que ya exploran el mercado peruano, se beneficiarán de la mayor cercanía de un puerto en la costa del Pacífico peruano, lo que reduciría tiempos de transporte desde Asia.
Adolfo Rojas, presidente de la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica en Perú (AEDIVE), comenta que el puerto es un avance positivo, aunque no inmediato.
“Veo muy difícil que para este año se implemente algo por parte de BYD, Xiaomi y NIO. Para 2026, es probable que estas empresas chinas formalicen su compromiso de establecer plantas ensambladoras en Chancay”, asegura.
Las ensambladoras serían un paso fundamental para reducir costos y tiempos de entrega, pero, como explica Rojas, no se trataría de una fabricación completa de vehículos eléctricos en Perú.
“El principal reto será ubicar terrenos de 1.000 a 2.000 hectáreas para una producción a escala. Los chasis y componentes principales seguirán viniendo desde China”, señala Rojas.
Por su parte, José Luis Torres de la Piedra, subgerente de electromovilidad en Tecsur, ofrece una perspectiva cautelosa sobre los beneficios inmediatos del puerto para el sector, ya que destaca que su verdadero impacto podría materializarse únicamente a largo plazo.
«En el corto plazo podrían incrementar las marcas chinas y mejorar los tiempos de entrega debido a la cercania», expresa.
Sin embargo, sostiene que mientras Perú no cuente con una política clara de incentivos para la electromovilidad, el impacto de este puerto no será realmente significativo.
«El país necesita una zona económica especial que promueva la inversión en ensamblaje y así, en el largo plazo, sumarnos a la cadena de valor de vehículos eléctricos”, añade Torres de la Piedra.
Aunque se espera una ligera reducción en los costos de flete marítimo, esta diferencia no será suficiente para impactar en el precio final de los vehículos eléctricos para los consumidores.
En tanto, Iván Chaccolli, CEO de E-Motors 91, enfatiza que la falta de incentivos para la reconversión y el retrofit representa una barrera en el avance hacia un transporte más limpio.
“Este puerto debería facilitar la importación vehículos eléctricos y sus componentes desde Asia, aunque hay que aclarar que el contexto político impactan directamente en el desarrollo de políticas asociadas a la electromovilidad”, comenta Chaccolli.
En su visión, la implementación de Chancay podría contribuir al crecimiento del sector, especialmente en la disponibilidad de vehículos eléctricos de origen asiático a precios más competitivos.
“Esperamos que el puerto pueda eventualmente reducir costos de importación no solo para vehículos eléctricos, sino también para los componentes necesarios en el retrofit», concluye.
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