Chile se ha consolidado como un referente en electromovilidad en América Latina, con un crecimiento sostenido en la adopción de vehículos eléctricos y la ampliación de la infraestructura de carga. Sin embargo, aún persisten desafíos en la masificación de esta tecnología y en la expansión del acceso más allá de la capital.
A medida que el gobierno de Gabriel Boric entra en su último año de gestión, es momento de evaluar los avances, las promesas incumplidas y las metas que aún están en juego.
Durante la administración de Boric, Chile ha experimentado un aumento histórico en la compra de vehículos eléctricos. En 2024, las ventas crecieron un 183% respecto al año anterior, alcanzando 4.500 unidades y representando el 6,2% del total del mercado automotor. Este incremento ha sido impulsado por una mayor oferta de modelos y la reducción progresiva de costos, permitiendo que más ciudadanos accedan a esta tecnología.
En cuanto al transporte público, Chile sigue liderando la incorporación de buses eléctricos en la región. Santiago, en particular, se ha convertido en la ciudad con una de las flotas de transporte público más electrificadas de América Latina, con 2.500 buses en circulación.
Este esfuerzo ha reducido significativamente la contaminación urbana y ha mejorado la experiencia de los usuarios del sistema de transporte.
A nivel de infraestructura, el país ha avanzado en la instalación de estaciones de carga, estandarizando el uso de conectores europeos y mejorando la accesibilidad. No obstante, la cobertura sigue siendo un reto, ya que la mayoría de estos puntos se encuentran en la Región Metropolitana, dejando desatendidas las zonas rurales y otras ciudades.
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Promesas incumplidas y desafíos pendientes
A pesar de los avances, no todas las metas establecidas al inicio del gobierno se han cumplido. La Estrategia Nacional de Electromovilidad, lanzada en 2021, proyectaba que para 2035 todas las ventas de vehículos livianos y medianos serían de cero emisiones. Sin embargo, con una participación de menos del 2% del parque vehicular total, este objetivo parece aún lejano.
Otro de los desafíos más relevantes es la falta de una red de carga suficientemente robusta en regiones fuera de Santiago. La escasez de estaciones en sectores rurales y ciudades medianas sigue siendo un obstáculo para la adopción masiva de vehículos eléctricos.
Esto también impacta a las flotas comerciales y al sector logístico, que aún depende mayoritariamente de vehículos a combustión debido a la insuficiencia de infraestructura de carga en sus rutas operativas.
En el ámbito de incentivos, aunque existen subsidios y exenciones impositivas para la adquisición de vehículos eléctricos, los beneficios han sido considerados insuficientes por parte de los usuarios y las empresas. La eliminación del impuesto verde para autos eléctricos y la exención de permisos de circulación son avances, pero no han logrado generar un impacto significativo en la democratización del acceso a esta tecnología.
Las metas para 2025 y el futuro de la electromovilidad en Chile
Para el último año de gestión de Boric, se han trazado varios objetivos estratégicos que buscan consolidar el crecimiento del sector. Uno de los más ambiciosos es la incorporación de 1.000 nuevos buses eléctricos en ciudades fuera de Santiago, con el fin de descentralizar la movilidad sostenible y reducir la dependencia de combustibles fósiles en el transporte público regional.
Otro punto clave es el impulso a la producción nacional de litio. En 2025, se espera que Chile alcance las 305.000 toneladas anuales de producción, consolidándose como un actor clave en la industria de baterías de vehículos eléctricos a nivel mundial. Este crecimiento no solo fortalecerá la economía del país, sino que también podría generar incentivos adicionales para la adopción de electromovilidad a nivel local.
Asimismo, el gobierno ha impulsado una alianza público-privada para acelerar la infraestructura de carga. La convocatoria al Acuerdo Público Privado por la Electromovilidad 2025 busca atraer inversiones y garantizar que más estaciones de carga lleguen a todo el territorio nacional, resolviendo así uno de los principales problemas que enfrenta el sector.

Ceremonia de cierre del Acuerdo por la Electromovilidad 23-24. La convocatoria para la edición 2025 ya fue lanzada.
Defender el liderazgo regional en el sector
El último año del gobierno de Gabriel Boric será crucial para determinar si Chile logrará consolidar su transición hacia una movilidad más sostenible. Si bien los avances han sido significativos, los desafíos aún son considerables.
La expansión de la infraestructura de carga, la descentralización del acceso a vehículos eléctricos y el fortalecimiento de los incentivos financieros para usuarios y empresas serán determinantes para que el país pueda cumplir con sus compromisos de cero emisiones al 2035.
En un contexto global donde la electromovilidad se posiciona como la principal alternativa para la reducción de emisiones, Chile tiene la oportunidad de convertirse en un líder indiscutido en América Latina. Sin embargo, para que esto ocurra, será fundamental que las políticas actuales no solo se mantengan, sino que se profundicen y se ejecuten con mayor celeridad en este último tramo de la administración Boric.