La convocatoria del PERTE de baterías se encuentra abierta y estará hasta el 15 de septiembre. Basquevolt, única empresa española que busca fabricarlas, dice presente.
La intención de la empresa vasca es ir por la construcción de su gigafactoría para que en 2027 se encuentre activa.
El primer paso, lo que financiaría el PERTE, es el módulo para comenzar a trabajar en la producción de las primeras celdas de tamaño real con el objetivo de tener una tecnología totalmente definida y lista para empezar a ser probada en vehículos.
“Nos va a permitir poner en el mercado, con volúmenes reducidos, el producto rápidamente”, comenta Francisco Carranza, CEO de Basquevolt.
Se trata de una fase preliminar antes de meterse de lleno en una gigafactoría de mucho mayor tamaño.
Y comenta: “En total estamos hablando de una inversión cercana a los 200 millones”.
El CEO aclara que irán presentando los diferentes tramos del proyecto en diferentes esquemas para intentar tener un máximo de ayudas públicas.
El PERTE para baterías está dotado de una cuantía de 827 millones de euros provenientes de fondos europeos NextGen.
“Hay varios proyectos grandes, solo entre ellos se van a llevar una gran parte de lo que está disponible”, comenta Carranza.
Y a ello añade: “No se deja espacio para otros proyectos que deseen ingresar”.
El CEO de Basquevolt cree que la ayuda aún podría ser mejor.
El hecho de que no se considere una subvención más importante en función del tamaño de la empresa, no le parece certero.
“Una pequeña empresa recibe una intensidad de ayuda superior a cuando se es una empresa grande”, remarca Carranza.
Además, la compañía al estar situada en el País Vasco recibirá un máximo del 15% de la subvención.
Basquevolt alcanza el Moves Singulares
La empresa vasca presentó un proyecto al Moves de proyectos singulares buscando la inversión para la línea piloto de fabricación de electrolitos poliméricos.
Esta es una parte considerada estratégica porque es lo que diferencia a Basquevolt de los demás competidores.
El electrolito sólido polimérico es una tecnología propia de la compañía y que la fabricará directamente.
“Presentamos un proyecto en torno a los 25 millones de los cuales, pues han sido subvencionados por 12 millones”, comenta Carranza.
Esto sucede luego de haber sido rechazados en primera instancia y tras una serie de alegaciones, finalmente, consigue el dinero para seguir adelante.
“Hemos aportado una serie de aclaraciones que consideramos importantes en la hora de evaluar y tuvimos la suerte de que pasará los niveles y fuera financiando”, alega el CEO.
La cantidad de dinero recibida se relaciona a falta de presupuesto disponible para ayudas.
El proyecto de Basquevolt
Se trata en concreto de una planta piloto para la fabricación de electrolitos basados en polímeros para celdas de batería sólidas.
Basquevolt tiene dos etapas en los próximos años: el paso piloto y las líneas de producción.
En ambas se debe invertir “muchísimo” dinero –más de mil millones-.
En este proceso hay una etapa intermedia, que se le llama de fabricación piloto.
En vez de una fabricación en serie, se hace una fábrica con máquinas equivalentes que se tendrían en una gigafactoría.
Por ejemplo, en una de las etapas del proceso de Basquevolt se necesitan 14 máquinas.
Esto se hace a menor escala para que los operarios del equipo de trabajo comienzan familiarizarse con el producto.
“Así obtienen un tiempo donde puedan ir entrenando en la máquina definitiva antes de meterse en producción a escala, es una etapa de reducción de riesgo”, explica el CEO de Basquevolt.
El objetivo de la empresa vasca es poner en alto la industria tecnológica española y presentar ventajas competitivas suficientemente altas para destacarse.
Para ello primero se debe llevar a cabo una fábrica piloto de celdas de estado sólido, que es el componente específico de este tipo de productos.
“Estas baterías son de nuestra propiedad y eso hace que sea diferente al resto”, aclara Carranza.