Resulta curioso y, a la vez, extraño que países tan cercanos geográfica y culturalmente como Argentina y Uruguay sean tan diferentes en la adopción de la movilidad eléctrica.
Mientras que en Uruguay, un país con 3.423 millones de habitantes, se vendieron 4.760 vehículos eléctricos e híbridos entre enero y julio de 2024, en Argentina, con una población de 46.23 millones, se patentaron 3.672 unidades de vehículos con motorización alternativa (híbridos y eléctricos puros) en el mismo período.
Estas cifras evidencian una diferencia significativa en la penetración de la movilidad eléctrica en ambos países, lo que lleva a cuestionar: ¿están dadas las condiciones en Argentina para electrificar el transporte?
En consecuencia, Pablo Ramos Tejera, COO y Director de Operaciones para Uruguay, Paraguay y Argentina en Santa Rosa Motors, en el marco del International Mobility Portal Summit, afirma: “Para desarrollar la movilidad eléctrica en Argentina no están dadas las condiciones’’.
«Es una realidad que faltan beneficios, es importante continuar con lo que se mencionaba sobre el decreto 331, que permitía la importación de vehículos eléctricos e híbridos con un arancel reducido del 5% en lugar del 12%», comparte Emmanuel Nuñez, presidente – Cámara Argentina de Vehículos Eléctricos y Alternativos (CAVEA).
La falta de incentivos: un obstáculo insalvable
Uno de los principales obstáculos para la electrificación del transporte en Argentina es la ausencia de incentivos bien diseñados.
Actualmente, no existe una diferencia significativa en términos impositivos entre un vehículo a combustión y uno eléctrico.
Los incentivos previos, que fueron insuficientes y beneficiaron principalmente a fabricantes locales con poca oferta de vehículos eléctricos, no lograron impulsar un mercado más competitivo y accesible.
Aunque el cambio de gobierno trajo consigo cierta flexibilización en las importaciones, aún no se han implementado políticas claras que promuevan el crecimiento del mercado eléctrico.
“Los vehículos eléctricos siguen siendo más caros de producir que los de combustión interna, y sin una diferencia impositiva, su adopción en Argentina es complicada”, afirma Ramos.
Esta situación contrasta con Uruguay, donde las políticas impositivas han facilitado una mayor penetración de la movilidad eléctrica.
Por ejemplo, en dicho país, existen diferentes incentivos a la importación, como la exoneración del impuesto del arancel externo (23%), exoneración del IMESI, se bonifica a la mitad del costo de la patente en comparación a un auto a combustión, entre otros.
Además, existe la Ley de Promoción de Inversiones.
El impacto limitado del decreto 331 y la necesidad de equilibrar el desarrollo
El decreto 331, que permitió la importación de vehículos eléctricos e híbridos con aranceles reducidos, tuvo un impacto positivo, pero limitado.
Este decreto, que abarcó principalmente vehículos M1, no ha sido suficiente para fomentar un crecimiento sostenido en la adopción de la movilidad eléctrica.
En línea con ello, Nuñez, comenta: ‘’Ya existe un régimen de promoción con arancel cero para la fabricación de motos eléctricas en Argentina, pero para los vehículos de pasajeros, el impacto fue menor”.
La persistencia de un régimen de aranceles bajos, sin un apoyo paralelo al desarrollo de la industria local, plantea riesgos para el futuro de la movilidad eléctrica en Argentina.
Mientras que Uruguay ha adoptado un enfoque integral que equilibra importación, Argentina se enfrenta a un desafío en su política actual, que podría incentivar la importación en detrimento del desarrollo industrial local.
Un enfoque desequilibrado que frena el avance
La falta de una política integral que combine incentivos a la importación con un apoyo sólido al desarrollo de la industria local es uno de los factores que ha dejado a Argentina en una posición desventajosa.
Las políticas fragmentadas y, en muchos casos, insuficientes, han frenado el avance del país en la adopción de vehículos eléctricos.
Como señala Ramos, en Argentina no están dadas las condiciones para electrificar el transporte.
No obstante, a través de un mensaje esperanzador, agrega: ‘’Estamos trabajando para estar listos cuando esas condiciones cambien, porque estamos seguros de que cambiarán”.
A lo que Nuñez, adhiere que es crucial que estos cambios vayan más allá de la importación y promuevan también el desarrollo de la industria local.
Conclusión: Argentina y el desafío de la electrificación
Las actuales condiciones en Argentina no son suficientes para impulsar una electrificación efectiva del transporte.
La falta de incentivos claros y bien diseñados, junto con un enfoque político y económico desequilibrado, ha frenado el avance del país en la adopción de vehículos eléctricos.
Mientras tanto, Uruguay ha demostrado que con las políticas adecuadas, la movilidad eléctrica es una meta alcanzable.
Argentina tiene el potencial para seguir los pasos de su vecino, pero necesita una reestructuración profunda de su enfoque para que la electrificación del transporte se convierta en una realidad sostenible.