Según la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (ANPACT), presidida por Miguel Elizalde, la tecnología no crece a causa de falta de políticas.
“Hemos participado en grupos de trabajo con SRE, Economía, SEMARNAT. No podemos estar hablando de metas aspiracionales”, indica el jerarca.
Y suma: “Se tienen metas aspiracionales para alcanzar un 50% de ventas de eléctricos y un 100% de las ventas en 2040. No son metas realistas”.
Cabe destacar que hasta mayo, la venta al mayoreo de la tecnología cero emisiones es nula.
En términos de producción, en mayo se confeccionaron cinco unidades y en lo que va del año suman 65.
En el caso de los híbridos, en los primeros cinco meses del año se produjeron 249, mientras que en el mismo período de 2022 fueron 97.
Según la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), de enero a mayo las ventas son claramente lideradas por las unidades a Diesel por más del 97%. Incluso se han incrementado un 30% en relación al mismo período del año anterior.
Los híbridos alcanzan una participación del 1,2% en el total de ventas. Esto significa un aumento del 139% en comparación con el 2022. Se han comercializado 249 unidades frente a 104 en el anterior ejercicio.
En ese sentido, proponen la formulación de metas periódicas donde se establezcan cantidad de estaciones de carga, mejoras en la red eléctrica y generación de energías renovables.
“Necesitamos políticas públicas realistas y técnicas que tengan sustento técnico real”, insiste Elizalde.
ANPACT coincide en el diagnóstico propuesto por AMDA, que propone dos alternativas para desarrollar esta modalidad de transporte:
- El avance de la tecnología y la investigación que se encuentra en curso, para abaratar los costos de manufacturas e incrementar las capacidades de carga y autonomía en los recorridos.Así mismo alargar el tiempo de vida útil de las baterías también.
«Eso tiene que hacerlo el propio desarrollo del mercado”, afirma Guillermo Rosales, titular de la asociación.
- La introducción de tecnologías limpias en el transporte público y políticas para la renovación de flotas.
Según Rosales, hay que incrementar la asignación de recursos públicos para subsidiar la adquisición de vehículos eléctricos al servicio. Sin embargo también admite que ello tiene sus límites.
“Dadas las condiciones de escasez de recursos públicos existente en nuestro país, en mi opinión, resultaría de mayor impacto tener un programa amplio de renovación de los obsoletos autobuses de pasajeros a diesel, que destinar recursos amplios de recursos amplios del presupuesto a la adquisición de vehículos eléctricos”, explica Rosales.
Y agrega: “Tendría un mismo volumen presupuestario una adquisición de un mayor de unidades de buses de EURO 6 mucho más eficientes y menos contaminantes que colocar el mismo presupuesto en adquisición de vehículos eléctricos”.
Más políticas para fortalecer el comercio regional
Este segmento, según la asociación que los nuclea, cuenta con un peso específico en la comercialización regional y su electrificación también implica desafíos geopolíticos y desarrollo de políticas públicas.
“Hay que asegurar que la cadena de valor de la industria evolucione en las capacidades para generar baterías y motores que cumplan con los criterios de contenido regional que establece el T-MEC”, expresa el titular de ANPACT.
Y suma: “Construir infraestructura de carga alimentada por fuentes renovables de energía, armonizar las regulaciones y normativas en ambos lados de la frontera e intercambiar experiencias en tecnología e innovación”.
Cabe recordar que el potencial automotriz de México encuentra una oportunidad comercial significativa frente a la demanda de vehículos eléctricos estadounidense.
Inclusive, la demanda que provendría del Estado de California, que ha avanzado en la prohibición de los vehículos a combustión hacia 2025, podría ser satisfecha por México.
El Estado mexicano, en coordinación binacional con el país de la frontera norte, prepara su estrategia para el desarrollo de la infraestructura de carga y su priorización en carreteras.
Así mismo apunta a la estandarización de cargadores que aporte al intercambio y a la articulación entre los países de América del Norte.
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