La movilidad eléctrica en América Latina y el Caribe está experimentando un rápido crecimiento, impulsada por la creciente conciencia ambiental y el compromiso con la descarbonización del sector transporte.
Para 2030, un escenario optimista proyecta que la región podría alcanzar un parque de 20 millones de vehículos eléctricos en circulación, lo que marcaría un cambio significativo hacia un transporte más limpio y eficiente,
Los datos se desprenden de un estudio elaborado por la Organización Latinoaméricana de Energía (OLADE).
Este crecimiento no solo se beneficiaría al medio ambiente, sino que también impulsaría la innovación tecnológica y la inversión en infraestructura.
Escenarios de crecimiento hacia 2030
El futuro de la movilidad eléctrica en la región depende de diversos factores, incluyendo el ritmo de adopción de políticas públicas, el desarrollo de la infraestructura de carga y la disponibilidad de vehículos eléctricos.
Según la presentación de la Nota Técnica de Movilidad Eléctrica se han identificado tres escenarios de crecimiento para el parque vehicular eléctrico en la región hacia 2030:
Escenario conservador: Este escenario proyecta un stock de 5 millones de vehículos eléctricos para 2030.
En este caso, la energía requerida para abastecer esta flota sería de 11.736 GWh, lo que implicaría una inversión de 2.500 millones de dólares en infraestructura de generación eléctrica.
Escenario intermedio: Aquí, el parque de vehículos eléctricos alcanzaría los 10 millones de unidades.
Para satisfacer la demanda energética de este parque, se necesitarían 23.472 GWh de electricidad, lo que exigiría una inversión de 5.000 millones de dólares en energías renovables.
Escenario optimista: En el escenario más ambicioso, se proyecta un parque vehicular de 20 millones de vehículos eléctricos para 2030.
Este crecimiento requeriría 46.943 GWh de energía, equivalente al 3% de la generación eléctrica actual de la región.
Para lograrlo, sería necesaria una capacidad instalada de 11.405 MW en energías renovables y una inversión de 10.000 millones de dólares.
Progresos actuales en la región de los vehículos eléctricos
En 2023, América Latina ya ha mostrado avances significativos en la adopción de vehículos eléctricos.
En los últimos cuatro años, la flota de Vehículos eléctricos en la región ha crecido 14 veces, destacando el aumento de vehículos eléctricos puros y vehículos híbridos enchufables.
Durante el primer semestre de 2024, el parque vehicular eléctrico creció un 60%, con países como Brasil, México, Costa Rica, Colombia y Chile liderando la electrificación del transporte.
Brasil, con más de 152.000 vehículos eléctricos en circulación, es el líder en la región en términos absolutos. No obstante, en cuanto a la tasa de adopción per cápita, Costa Rica ocupa el primer lugar con 34,3 vehículos eléctricos por cada 10.000 habitantes, seguido por Uruguay con 17,4.
Por otro lado, el crecimiento de los autobuses eléctricos también ha sido notable.
Chile y Colombia encabezan este segmento, con 1.849 y 1.590 unidades respectivamente, y la flota regional de autobuses eléctricos ha aumentado un 160% en los últimos tres años.
Este avance sitúa a América Latina en una posición destacada a nivel mundial, superando a Europa y Estados Unidos en términos de autobuses eléctricos por cada millón de habitantes.
Retos y oportunidades de la infraestructura de carga
Uno de los mayores desafíos para la expansión de la electromovilidad en América Latina es la infraestructura de carga.
Actualmente, la región cuenta con 4.848 estaciones públicas de carga, siendo Brasil y México los países con mayor número de estaciones.
Sin embargo, para satisfacer la demanda futura, la región deberá incrementar sustancialmente su red de carga.
El análisis revela que, en promedio, América Latina y el Caribe tiene 3,3 estaciones de carga por cada 100 vehículos eléctricos, superando a Europa (1,3) y Estados Unidos (2,8), pero todavía por debajo de China (5,1).
Este indicador muestra que, aunque hay avances, aún existe un déficit que podría convertirse en un cuello de botella si no se toman medidas para incentivar la instalación de más puntos de carga, tanto en áreas urbanas como en corredores viales interurbanos.
Una estrategia clave para superar este reto es fomentar la carga doméstica y en espacios de trabajo, lo que reduciría la presión sobre la red pública de cargadores.
Además, se deben implementar políticas que incentiven la inversión privada en estaciones de carga, como exenciones fiscales y subsidios.
En consecuencia, el camino hacia un parque vehicular eléctrico de 20 millones de unidades en América Latina para 2030 es ambicioso, pero alcanzable.
Los avances actuales en la adopción de vehículos eléctricos y buses muestran que la región está en el camino correcto.
No obstante, para que el escenario optimista se materialice, será crucial que los gobiernos y el sector privado trabajen juntos para resolver los desafíos de infraestructura de carga y expandir la capacidad de generación de energías renovables.
Con una combinación de políticas públicas adecuadas, inversión en tecnología y un enfoque en la sostenibilidad, América Latina tiene el potencial de convertirse en una de las regiones más dinámicas en la transición hacia la movilidad eléctrica, sentando las bases para un futuro más limpio y sostenible.